Le comentaba el otro día a un amigo que estoy en riesgo de convertirme en un viejo pesado. Reitero los recados que hago, me preocupo innecesariamente por ciertas cosas, deploro la impuntualidad, me entrego a la impaciencia, sufro de revoltillos en la cabeza, pienso que me voy a morir y que me van a encontrar, podrido, dos días después, llamo por teléfono a los amigos, quizá con más frecuencia de lo imprescindible; justo hago lo mismo que en los tiempos en que yo trataba con los viejos pesados, esos que hacen cola en el cajero para pagarle a Hacienda quince o veinte días antes de que se cumpla el plazo legal para abonar al fisco la morterada. Y, claro, me preocupa. No por el pago a Hacienda en sí, que yo aunque sufro de alergia declarada a la Agencia Tributaria procuro cumplir, sino por ese hormigueo que me ha entrado para llegar a los sitios a tiempo y más como están las autopistas. Además, ahora me da por detestar el coche y procuro no cogerlo más que para lo imprescindible, porque me cabreo con los otros conductores, sobre todo con los jóvenes imprudentes que no tienen consideración con los que vamos más despacio que ellos, integrados como estamos en el team de la edad provecta. Coño, soy un viejo pesado y la gente empezará a huirme, como hacía yo cuando veía a uno de ellos cruzar una esquina. Se producirá, a mi paso, una carrera en desbandada, que es muy desagradable para el sujeto que la provoca, por lo humillante que resulta. No sé si tendré la voluntad suficiente para corregir la carruchez abominable y la pesadez insufrible y para volver a la lozana y celebrada presencia de mi lejana juventud. Al menos voy a intentarlo, pero no aseguro nada. Me da que va a ser que no.

QOSHE - Viejo pesado - Andrés Chaves
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Viejo pesado

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18.02.2024

Le comentaba el otro día a un amigo que estoy en riesgo de convertirme en un viejo pesado. Reitero los recados que hago, me preocupo innecesariamente por ciertas cosas, deploro la impuntualidad, me entrego a la impaciencia, sufro de revoltillos en la cabeza, pienso que me voy a morir y que me van a encontrar, podrido, dos días después, llamo por teléfono a los amigos, quizá con más frecuencia de lo imprescindible; justo........

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