Es la primera vez (suena siempre rimbombante decir que en toda la historia) que quienes nos gobiernan están verdaderamente preocupados por lo que pueda suceder en el futuro, lo que aún pende del aire. Es decir, su alarma es preventiva ante los riesgos que atribuyen a las nuevas tecnologías. Este es el problema que les quita el sueño, por eso Europa es, legislativamente, pionera acotando la inteligencia artificial y las familias españolas debaten sobre el uso del móvil por parte de sus hijos. Es un debate de altos vuelos. No en vano la cuestión está en la nube.

Es cierto que esta inquietud sobre peligros potenciales coincide con graves tormentos de la realidad analógica, nada menos que dos guerras, dos hechos fehacientes, sobre los que pesa el sambenito de tentar la innombrable pesadilla nuclear (sic). Un lector del futuro debe saber que este era el estado de cosas en el mundo a estas horas críticas digitalmente. Estamos en un momento lindo, que diría Milei, el arquetipo ultra exitoso de Argentina. Las ideologías también están en bancarrota, dicho sea de paso.

La pibada vive enganchada a su mundo virtual, dando la espalda a lo que sucede en la realidad tangible, porque esta última le tiene sin cuidado. Y así han caído en las garras del móvil y las pantallas, victimizados por la adicción a los videojuegos, acólitos irrefrenables de su metaverso, mientras los cateaba el informe PISA.

Los chiquillos se han puesto en guardia ante la posible requisa en los colegios o, incluso, la retirada drástica de los artefactos electrónicos hasta un mínimo de edad reglamentaria. Lo que disponga la autoridad competente. Y a saber qué piensan hacer en su secreta guerra sorda a la defensiva. ¿Acaso manifestaciones de cibermenores imitando la rebelión de los mayores contra la amnistía y al que pide que cuelguen a Sánchez por los pies? Hacen lo que ven y oyen.

Las tropas adultas libran una batalla de fantasmas que se parece a un videojuego: temen que los ordenadores cobren conciencia y se independicen como seres inteligentes propiamente dichos. El mundo está como una cabra, dirán para sí estos locos bajitos, como los llamaba Serrat. La guerrilla es con los móviles, pero el ChatGPT solo es vulnerable con armamento sofisticado. De ahí que la UE haya aprobado la primera ley del mundo contra el frankenstein que se oculta tras las pantallas sigilosamente antes de que el monstruo despierte. Esto se pone heavy, jalea la muchachada mientras las espadas están en alto.

QOSHE - La guerra en la nube - Carmelo Rivero
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La guerra en la nube

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12.12.2023

Es la primera vez (suena siempre rimbombante decir que en toda la historia) que quienes nos gobiernan están verdaderamente preocupados por lo que pueda suceder en el futuro, lo que aún pende del aire. Es decir, su alarma es preventiva ante los riesgos que atribuyen a las nuevas tecnologías. Este es el problema que les quita el sueño, por eso Europa es, legislativamente, pionera acotando la inteligencia artificial y las familias españolas debaten sobre el uso del móvil por parte de sus hijos. Es un debate de altos vuelos. No en vano la cuestión está en la nube.

Es cierto que esta inquietud sobre peligros........

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