Por Lucy González.| El periodismo, “esa maravillosa escuela de la vida” -decía el escritor cubano Alejo Carpentier-, cruzó nuestros caminos; primero en la Facultad de Periodismo, y luego en el decano de la prensa de Canarias, el DIARIO DE AVISOS, donde se forjó una relación norte y sur (desde sus extintas y respectivas delegaciones) y un amor para siempre.

Este profundo dolor que siento con tu ausencia se agudiza aún más con los días. Pero escribir estas líneas y recordar lo que tanto hemos compartido durante más de veinte años juntos, me calma la tristeza y me ha sacado hasta una sonrisa, que es como a ti te gustaría verme, a pesar del duro año que habíamos vivido y que queríamos dejar cuanto antes atrás. Primero fue tu padre; hace tres meses mi madre y ahora tú. Pensaba y me había convencido de que esta vez no podía salir mal. De que ya era demasiado sufrimiento, pero no ha sido así. La vida es capaz de golpearnos tan duro, sin más explicaciones y cuando menos te lo esperas, dejarte sin aliento y desarmarte el alma.

Echo de menos tantas cosas. Cuando llegabas a casa y abrías la puerta del garaje y decías “hola” y yo te respondía con otro “hola” desde el rincón de la casa donde yo estuviera en ese momento. Ir contigo al cine y comentar la película entre los dos, como con Napoleón, para la que escribiste tu última columna de crítica de cine Sé lo que viste. Comentar las galas de los Goya, los Óscar y los Premios Feroz (a la que acudías feliz en cada edición). Los baños en el mar (sin mucho sol) que tanto te gustaban; comer y compartir tertulias con amigos y amigas, o la lectura a todas horas. No olvidaré cuando te preguntaba sobre historia, cine o cultura general y me decías, mientras nos sonreíamos con la mirada: “Lucy, yo no voy a estar siempre”.

Eras una de las personas que más sabía sobre cine, pero te ruborizaría este comentario, y también que diga que eras una persona inteligente, generosa, culta, humilde, con una memoria envidiable, con gran sentido del humor y tan guapo por dentro como por fuera. Y no solo lo digo yo, sino todos los que en estos días han escrito sobre ti y tanta, tanta gente que ha querido acompañarte en tu despedida. Nunca te vi alardear de nada. Bueno sí, de ser de La Orotava y del Madrid.

Fuiste el mejor hijo y hermano, siempre pendiente de que nada les faltara a tu padre; a Lala, tu madre, y a Mili, tu hermana. Este lunes, Agustín González (director del periódico, amigo y ese hermano que no tuviste) me anunciaba que Lucas Fernández va a crear a través de la Fundación Diario de Avisos el Certamen de Cortometrajes Fran Domínguez. Te lo mereces. Algo que estará celebrando tu otro compañero de batallas, Santiago Toste, en el “Diario de Abusos”, como yo les vacilaba. Diario de Avisos era como tu segunda casa y lo demostraste hasta el último día, eso es pura vocación. Te lo ganaste por méritos propios durante los 26 años que ejerciste la profesión que amabas.

Fly me to the moon, que es una metáfora del más elemental acto amoroso: el beso, pasó a ser hace dos décadas en aquella (nuestra) canción que compartiste conmigo en un cd con música variada (otro de tus puntos fuertes). Querías que la escuchara en la Pérfida Albión, donde decidí pasar un tiempo alejada de nuestras Islas y donde fuiste a visitarme y a buscarme. Desde entonces te convertiste en mi compañero de vida, y el norte y el sur decidieron encontrarse en un punto medio, Candelaria, desde donde ahora sufro aún más tu ausencia. Aunque sé que algún día nos volveremos a encontrar.

Te lo dije antes de que cerraras los ojos aquel domingo y todos y cada uno de los 35 días que estuviste en la UVI, al oído, porque sé que había momentos en los que me escuchabas. Y te lo repito ahora con el último párrafo de la canción de Bart Howard: “Fly me to the moon / Let me play among the stars / You are all I long for / In other words / I love you”.

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‘Fly me to the moon’

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14.02.2024

Por Lucy González.| El periodismo, “esa maravillosa escuela de la vida” -decía el escritor cubano Alejo Carpentier-, cruzó nuestros caminos; primero en la Facultad de Periodismo, y luego en el decano de la prensa de Canarias, el DIARIO DE AVISOS, donde se forjó una relación norte y sur (desde sus extintas y respectivas delegaciones) y un amor para siempre.

Este profundo dolor que siento con tu ausencia se agudiza aún más con los días. Pero escribir estas líneas y recordar lo que tanto hemos compartido durante más de veinte años juntos, me calma la tristeza y me ha sacado hasta una sonrisa, que es como a ti te gustaría verme, a pesar del duro año que habíamos vivido y que queríamos dejar cuanto antes atrás. Primero fue tu padre; hace tres meses mi madre y ahora tú. Pensaba y me había convencido de que esta vez no podía salir mal. De que ya era demasiado sufrimiento, pero no ha sido así. La vida es capaz de golpearnos tan duro, sin más explicaciones y........

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