Por Rafael Torres. Puede que no parezca pertinente preocuparse, con la que está cayendo, por las chinches y los mosquitos, pero sí lo es. Porque si su amenaza no es comparable a la nuclear con la que Putin juega alegremente para amedrentar a la humanidad, sí puede serlo, lo es ya, a la de cualquiera de las muchas que amargan la vida y que la arrebatan en tantos casos. La cuestión es que, con el calentamiento global, los mosquitos y las chinches se están apoderando del mundo, particularmente del mundo pobre. Pese a que la acción de esos bichos inteligentes y asquerosos se ha calificado tradicionalmente de “democrática”, es decir, que pican a todo quisque sin distinción de renta o fortuna, lo cierto es que sí distinguen. En Argentina, donde el dengue provocado por sus picaduras extractoras afecta ya a cerca de un millón de personas y ha provocado la muerte de unas ciento cincuenta, los mosquitos podrían haber picado a Milei o a cualquiera de los prestamistas que le auparon al poder, pero a ninguno de ellos les han metido el dengue en el cuerpo. Son ricos, el saneamiento de sus lujosas moradas funciona e, incluso, pueden haberse administrado la vacuna que el sicofante del serrucho eléctrico está negando a sus compatriotas. Las chinches muerden con saña, pero ya se conocía su predilección por los pobres, por los condenados a habitar en chozas o zaquizamís insalubres, pero los mosquitos iban hasta el presente de demócratas y, como tantos demócratas de boquilla, han resultado no serlo y solo pican, como las chinches, a los pobres. Hay, según afirma alguien que debe haberlas contado, 3.500 especies de mosquitos y cada una de ellas siente inclinación por inocular morbos diferentes, al tiempo que chupan la sangre hasta ponerse gordos como cerdos. Pues bien; por los ricos no sienten predilección, por su mayor inaccesibilidad, ninguna de ellas. A las altas temperaturas durante todo el año, al vertiginoso tránsito de personas y mercancías, y a las aguas estancadas tras las inundaciones, hay que sumarle, en lo tocante a la imparable extensión de la amenaza, la pobreza. Es más; esta, por sí sola, por sí misma, ya atrae todas las calamidades. En Argentina, sin ir más lejos, atrajo la de Milei.

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Chinches y mosquitos

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09.04.2024

Por Rafael Torres. Puede que no parezca pertinente preocuparse, con la que está cayendo, por las chinches y los mosquitos, pero sí lo es. Porque si su amenaza no es comparable a la nuclear con la que Putin juega alegremente para amedrentar a la humanidad, sí puede serlo, lo es ya, a la de cualquiera de las muchas que amargan la vida y que la arrebatan en tantos casos. La cuestión es que, con el calentamiento global, los mosquitos y las chinches se están apoderando del mundo, particularmente del mundo pobre. Pese a que la acción de esos........

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