Qué es la Tierra? Es un planeta en el que se ha producido uno de los prodigios más excelentes de la existencia: la vida. Pero no la vida que se busca desde aquí en lugares más o menos remotos, la constatación microscópica, la manifestación primigenia, simple, de esos componentes. Lo que se constata en este suelo es la proliferación, después de un larguísimo y complejo proceso, por el que es posible constatar, no la energía antes dicha, sino la certidumbre inteligente, eso que ha dado en manifestar a seres que condicionan a todas las especies, eso que infunde valor supremo al pensar, al hablar, al comunicarse, a asentar el principio de la representación, de la diferencia, al complot con el suceso, el tiempo, lo que distingue a lo finito de su contrario. Y de ahí una de las mayores astucias de los nacidos, de todos los nacidos, de las civilizaciones más alejadas y rudas del mundo a los más dotados: la idea consustancial de dios. Y por la encarnación divina, lo que confirma esta historia es una sentencia manifiesta: la creación. Todo se crea, todo se recrea. El cosmos es una absoluta manifestación matemática fraguada por el Hacedor y, por lo mismo, las personas asumimos una capacidad irracional desde el renacer de la conciencia: la habilidad para crear alternativas al real, de los cuentos primigenios sobre fantasmas o entidades fabulosas a lo más próvido de los hombres, el arte en todas sus manifestaciones, la arquitectura, la escultura, la pintura, la portentosa música, la literatura, la divina poesía…

Eso somos, esos datos ostensibles forman parte de los que habitamos estos suelos. Mas lo que se decide en estos tiempos no es el ser, ese ser que surge de los fundamentos más primarios del mar, es la actuación implacable del ser. Frente al desplegarse de lo nuevo, frente a proponer lo inédito, frente a la proyección del ingenio o del conocimiento, destruir. El mundo se derrumba. La capa de ozono, el cambio climático… ¿Por qué?, ¿por el poder indecente de las grandes empresas que no miran a la Tierra sino al dinero o por los negacionistas? Y semejante trama es lo que mira de frente a la especia que (según se informa) fue modelada para dominar e interpretar a las plantas, a los animales, a los minerales, a los virus y, acaso, a las estrellas. Porque lo que revela el cosmos es lo que nos confirma, acaso como constatación de la sabiduría universal, esa que quiere ponernos definitivamente en nuestro verdadero sitio. No nos delata el aliento supremo de la dicha creación, ni que debamos guardar al planeta para el futuro de todos los que lo disfrutamos; lo que nos abisma es el delirio del final, acabar con el presente y enterrar definitivamente la memoria. Eso es lo que el supremo constructor precisa demostrar cuando ya resulta inevitable, pues, cual se constata, lo será.