El Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla encargó el cartel de la actual Semana Santa al acreditado artista Salustiano García. Y él se movió. En un gesto clarividente de modernidad, de dignidad y de soberbio primor eso produjo: la figura de un hombre joven, hermoso, tasada por el más soberbio realismo (al estilo Antonio López), con el torso desnudo, una sutil sabana blanca ante sus partes, un fondo rojo y la inscripción de lo que encarna arriba y a lo largo en letras de oro. Es una obra proverbial de la que su autor aduce dos modelos complementarios para su creación: el tributo a la muerte por el hermano fallecido que conserva en su memoria y el patrón real de su hijo que es, como lo que el cuadro representa, sumamente guapo.
Eso es Cristo. Cuando los mismos que dieron pábulo al pintor observaron la propuesta, el alma fundamentalista, retrógrada, insensible y pragmática concluyó. Es la situación religiosa que los confirma y que imponen confirmar. Lo que se aplica es la intransigencia: solo un tipo de figura a revelarse. Así, el sometimiento a la doctrina que ellos encumbran consiente un modo y solo un modo: más lo oscuro y servil que lo brillante y alternativo. Para ellos Dios no es el Dios del encuentro y del compromiso sino el sucinto estigma de la exigencia sectaria y radical. Eso son, de esa manera se mueve esa parte sentenciosa de la sociedad allí. Por ejemplo, para la Exposición Universal del 92, un comité de expertos creyó oportuno rehabilitar el espacio abandonado del recodo del rio en las afueras que podría convertirse en un lugar de esparcimiento de la ciudad. A ese sector le pareció inoportuno. Por lo cual el fantástico espacio dicho ha sido abandonado, salvo el estadio. Así, solo se ha de proceder del modo en el que ellos confirman que ha de procederse. El cartel en cuestión y lo que manifiesta cuenta con un juicio cabal: el artista es infame, lo cual es una absoluta aberración en atención al ingenio (que lo hay) y a la libertad (que no se resiste) y el cartel igual. Borrarlo de este mundo. ¿Qué? ¿Por qué Cristo no ha de representar a lo bello? Para ellos cuenta un rigor: la Semana Santa proclama el sufrimiento del Señor.
Sobre esa estampa la astucia del Mel Gibson de La pasión de Cristo consagra, si Mel Gibson no fuera Mel Gibson. El artista en entrevista lo proclamó: ser fiel a la tradición y a la religión. Los modelos elegidos lo revelan. ¿Por qué la repulsa? La idea de belleza que el pintor traslada confunde a los pudibundos. El hombre (macho, Dios) así visto proclamaría el revés de los justos: la homosexualidad. Y eso perversa y sádicamente repudian. Solo faltaría que Cristo no aprobara esa figura de sí. Si de ese modo ocurriera, el mundo no contaría con perdón.

QOSHE - El cartel - Domingo Luis Hernández
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El cartel

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03.02.2024

El Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla encargó el cartel de la actual Semana Santa al acreditado artista Salustiano García. Y él se movió. En un gesto clarividente de modernidad, de dignidad y de soberbio primor eso produjo: la figura de un hombre joven, hermoso, tasada por el más soberbio realismo (al estilo Antonio López), con el torso desnudo, una sutil sabana blanca ante sus partes, un fondo rojo y la inscripción de lo que encarna arriba y a lo largo en letras de oro. Es una obra proverbial de la que su autor aduce dos modelos complementarios para su creación: el tributo a la muerte por el hermano fallecido que conserva en su memoria y el patrón real de su hijo........

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