Fue uno de los líderes de la cultura canaria de los años 70. Aunque asumió dar sentido a lo que para él era una verdadera vocación: el periodismo. Por eso se convirtió en uno de los canarios que supo poner coto a lo insular, al miedo a cruzar la frontera, a abismarse más allá del mar. Y en siendo, como siempre fue, canario, tinerfeño se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Su destino estaba fijado. Y así fue al obtener su primer contrato de trabajo en 1967 para Radio Nacional. Allí fraguaría una larga y exitosa trayectoria, siendo, por dos veces, director de la emisora. Luego la vida lo llevó a la SER, en la que asimismo obtuvo gran éxito, con premios Onda y Antena de Oro. Su vida particular siempre estuvo tocada por una ausencia, el padre, aunque jamás, cual me comunicaba, habría de tenerse por traumático. Su madre, María, era un refugio y siempre contó con los auspicios de la ternura y de la vuelta. Pero en su haber una iniciativa lo hizo reconocible con el tiempo: la cultura con la que se prodigó en RNE (Radio 3) y la escritura. En el doble factor que lo apresó: la poesía, por la que sentía un extremado respeto y admiración, y la novela. Ahí su labor. Fue Premio Julio Tovar por su poemario “Palabra urgente” y Antonio de Viana por “Mísero tiempo”. Y asumió el rigor en atención a eso que se llamó “nueva novela canaria”, él uno de los cerebros más lúcidos. Clavó su experimental y sustancial “Tachero” (que ganó el Benito Pérez Armas) y de ahí hasta el Premio Planeta del año 1995 con una novela espléndida, que es “La mirada del otro”. Siempre fue una persona mesurada, respetable y distinguida que apreció como muy pocas personas de este mundo la concordia y la amistad. Un ser amable que apreciaba el intercambio y la conversación, un allegado al esplendor de la música (su admirado Mozart) y que siempre tuvo claro cuál era su condición, inapelable, sin condiciones y sin que su labor fuera motivo de discusión alguna, como ocurre con algunos otros miembros de su generación, cual confirman algunas peleas lamentables de prensa. Fue un ser sumamente bello. Alto, de cuerpo espléndido y rostro nacarado. Las mujeres sintieron por él una atracción inapelable. Más él en su condición. Por la época en la que vivió hubo de disimular en público su condición de homosexual. Hasta que el tiempo decidió. Una vez me lo confió: mi condición sexual nada tiene que ver con el abandono del padre, que fuera machista, homófobo, fundamentalista u opresor; soy homosexual porque soy homosexual. Y así incardinó su existencia. Hasta encontrar su paraíso, en Faura, Valencia, donde vivió con su pareja cerca del mar acaso los años más íntegros y felices de su vida. La muerte lo sorprendió. Descanse en paz quien fue mi amigo.

QOSHE - Fernando Delgado - Domingo Luis Hernández
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Fernando Delgado

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24.02.2024

Fue uno de los líderes de la cultura canaria de los años 70. Aunque asumió dar sentido a lo que para él era una verdadera vocación: el periodismo. Por eso se convirtió en uno de los canarios que supo poner coto a lo insular, al miedo a cruzar la frontera, a abismarse más allá del mar. Y en siendo, como siempre fue, canario, tinerfeño se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Su destino estaba fijado. Y así fue al obtener su primer contrato de trabajo en 1967 para Radio Nacional. Allí fraguaría una larga y exitosa trayectoria, siendo, por dos veces, director de la emisora. Luego la vida lo llevó a la SER, en la que asimismo obtuvo gran éxito,........

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