Las estadísticas confirman un dato: Canarias está a la cabeza del número de divorcios por año en España. ¿Cuál es la causa? Porque matrimonio es matrimonio. De dónde sería más oportuno para el caso que salieran beneficiados los centralistas de Madrid o los independentistas de Cataluña. Pues no ha de tenerse, con rigor, como causa manifiesta el buen clima de las Islas. Somos seres sociales y la atracción entre una y otra persona da para que opten por compartir la existencia. Lo que habría de ponderarse es desde cuándo y por qué se formaliza esa historia con el casorio mentado. Porque hay instituciones, como la iglesia, que han metido cuchara en el asunto. Sin el altar, la unión, para toda la vida, era espuria. Y más: se constató la aberración de señalar como solo digna de crédito las uniones heterosexuales y se reprimieron las homosexuales. Esa instancia santificada, además, era el concilio de la procreación. Ello confirma la madeja siniestra de la trama. Porque la cosa sigue. Las bodas civiles con los mismos pasos. ¿Qué ocurre? Pongamos: dos se conocen, dos se unen y los dos quieren manifestar su compromiso en público para dar a conocer y considerar su situación. Vale. Mas este pormenor vuelve del revés lo que desde las leyes romanas se consideró justo. Los enlaces se formalizaban por contrato y el contrato contenía las condiciones. De lo que se sucede: eran fortunas las que se unían o allegados por posición social. Eso es lo que conformaba el asunto. Los amantes y las amantes no formaban parte del acuerdo, formaban parte de la vida. Lo que rumia el tiempo entre nosotros es el cambio expeditivo de la condición: ahora las parejas se casan por amor y eso hace que la pertenencia sea absoluta. O lo que es lo mismo, la infidelidad puede llevar al desastre. Con eso contamos los casados, a eso nos sometemos. Es una funcionalidad privada que se somete, no solo al deseo de compartir, sino al esfuerzo por asegurar el compartir. Y, en esa cumbre, palabras que capacitan: aparte de los aspectos sexuales, la comprensión, el compromiso, el intercambio, la sinceridad, la atención, la entrega, más dar valor preclaro a la calidad y a la cualidad del encuentro. Todas estas cosas dichas pueden darse por manifiestas entre parejas que deciden vivir juntas para crear una familia o para divertirse. Pero eso no ocurre en razón, no es razonable. Queda. Queda sin responder al por qué en Canarias estamos a la cabeza de los abandonos. ¿No aprietan más de la cuenta las instituciones que controlan esa parcela de las personas, somos más pasionales y nos desconcierta pasar más tiempo de lo debido con la misma persona, hemos dejado de creer en la institución y la ponemos contra la pared o es que aquí se aprecia, más que en otros lugares, eso de la diferencia de caracteres? Aún no se ha estudiado, aunque se espera.

QOSHE - Matrimonios - Domingo Luis Hernández
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Matrimonios

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23.03.2024

Las estadísticas confirman un dato: Canarias está a la cabeza del número de divorcios por año en España. ¿Cuál es la causa? Porque matrimonio es matrimonio. De dónde sería más oportuno para el caso que salieran beneficiados los centralistas de Madrid o los independentistas de Cataluña. Pues no ha de tenerse, con rigor, como causa manifiesta el buen clima de las Islas. Somos seres sociales y la atracción entre una y otra persona da para que opten por compartir la existencia. Lo que habría de ponderarse es desde cuándo y por qué se formaliza esa historia con el casorio mentado. Porque hay instituciones, como la iglesia, que han metido cuchara en el asunto. Sin el altar, la unión, para toda la........

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