El tiempo político en que vivimos, sembrado de incertidumbre e inestabilidad, con grave lesión de los principios y valores constitucionales, es propicio para la reflexión. Sobre todo, cuando hoy, 6 de diciembre, se cumplen cuarenta y cinco años de la Constitución de 1978.
En efecto, el 6 de diciembre de 1978 se abrió para España, para todos los ciudadanos, un esperanzador panorama de libertad, de justicia, de igualdad y de pluralismo político. Recordar esta fecha es reconsiderar el valor de estos preciados bienes, lamentar su ausencia en tantos años de nuestra historia, rememorar el esfuerzo de su consecución, y reafirmar nuestro compromiso de preservarlos y enriquecerlos precisamente en un tiempo en que quien más debiera defenderlos y preservarlos más los lesiona y contraviene.
Hoy se gobierna desde la aritmética política despreciando el entendimiento, que, en lugar de medio para que brille la búsqueda de soluciones equilibradas y armónicas, se convierte en un instrumento de confrontación. Por contraste, recordamos que por entonces el espíritu de consenso se puso particularmente de manifiesto, como bien sabemos, en la elaboración de nuestro acuerdo constitucional. Muchos de nosotros podemos recordar con admiración la capacidad política, la altura de miras y la generosidad que presidió todo el proceso de elaboración de nuestra constitución de 1978. Una vez más se cumplió la máxima de Dahlmann: “En todas las empresas humanas, si existe un acuerdo respecto a su fin, la posibilidad de realizarlas es cosa secundaria…”. En aquel tiempo el sentido común, la categoría y el talento de los actores políticos, y la moderación, alumbraron un amplio espacio de acuerdo, de consenso, de superación de posiciones encontradas, de búsqueda de soluciones, de tolerancia, de apertura a la realidad, de capacidad real para el diálogo que, hoy como ayer, debieran fundamentando nuestra convivencia democrática.
Este espíritu de pacto, de acuerdo, de diálogo, de búsqueda de soluciones a los problemas reales fue posible porque de verdad se pensaba en los problemas de las personas, porque estaban en primer plano las necesidades, los anhelos y las aspiraciones legítimas de los ciudadanos.
Cuanta falta hacen hoy las condiciones que hicieron posible la Constitución de 1978: la mentalidad dialogante, la atención al contexto, el pensamiento compatible y reflexivo, la búsqueda continua de puntos de confluencia y la capacidad de conciliar y de escuchar a los demás. Y, lo que es más importante, la generosidad para superar las posiciones divergentes y la disposición comprometerse seriamente con la justicia, la libertad y la seguridad desde un marco de respeto a todas las ideas.
Hoy precisamos recuperar ese ambiente social y político que supere el cainismo y maniqueísmo del presente y que nos conduzca al bienestar general y a una convivencia pacífica respetando todas las ideas y a todas las personas, piensen lo que piensen. Solo faltaría. A tiempo estamos.

QOSHE - En un nuevo aniversario de la Constitución de 1978 - Jaime Rodríguez-Arana
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En un nuevo aniversario de la Constitución de 1978

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06.12.2023

El tiempo político en que vivimos, sembrado de incertidumbre e inestabilidad, con grave lesión de los principios y valores constitucionales, es propicio para la reflexión. Sobre todo, cuando hoy, 6 de diciembre, se cumplen cuarenta y cinco años de la Constitución de 1978.
En efecto, el 6 de diciembre de 1978 se abrió para España, para todos los ciudadanos, un esperanzador panorama de libertad, de justicia, de igualdad y de pluralismo político. Recordar esta fecha es reconsiderar el valor de estos preciados bienes, lamentar su ausencia en tantos años de nuestra historia, rememorar el esfuerzo de su consecución, y reafirmar nuestro compromiso de preservarlos y enriquecerlos precisamente en un tiempo en que quien más debiera defenderlos........

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