Hoy el modelo del estado de bienestar reclama reformas precisamente para que recupere su sentido y finalidad. La necesidad de la reforma atiende a una razón material y por una razón moral. La reforma del estado de bienestar ha sido exigida por la realidad, por las cuentas, por su inviabilidad práctica. Y, en el orden moral, por la grave insatisfacción que se ha ido produciendo en las generaciones nuevas que han visto reducida su existencia -permítaseme la expresión- a una condición estabular que no podía menos que repugnarle.

El estado de bienestar estático es inviable. Es necesaria la reforma de su estructura, lo que no significa en absoluto anunciar que el bienestar es imposible o que debemos renunciar al bienestar. Denunciar el hecho comprobado de la inviabilidad del modelo errático y estático del Estado de bienestar, reivindicar la necesidad y las reformas necesarias, se formula desde la convicción irrenunciable de que no solo el bienestar público es posible, sino necesario, y no solo necesario sino insuficiente en los parámetros en los que ahora se mide. Es decir, es necesario, es de justicia, que incrementemos los actuales niveles de bienestar sobre todo para los sectores de población más desfavorecidos, más dependientes y más necesitados. Insisto, es una demanda irrebatible que nos hace el sentido más elemental de la justicia y que hoy es un unánime clamor a la vista de cómo la crisis golpea, sobre todo, a los más débiles y desfavorecidos.

En este contexto, tenemos que aprender de los errores en que cayeron los Estados providentes en estos años. Los sectores más desfavorecidos, los sectores más necesitados, son los más dependientes, y las prestaciones sociales del Estado no pueden contribuir a aumentar y agravar esa dependencia, convirtiendo, de hecho, a los ciudadanos en súbditos, en este caso del Estado, por muy impersonal que sea el soberano, o que tal vez por ser más impersonal y burocrático es más opresivo. En esta afirmación está implícita otra de las características del nuevo modelo dinámico de bienestar que habrá de aflorar: la finalidad de la acción pública no es el bienestar, el bienestar es condición para la promoción de la libertad y participación de los ciudadanos, estas sí, auténticos fines de la acción público. Es decir, el bienestar aparece como medio, y como tal medio, debe ser relativizado, puesto en relación al fin.

QOSHE - La reforma del Estado Bienestar - Jaime Rodríguez-Arana
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La reforma del Estado Bienestar

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03.01.2024

Hoy el modelo del estado de bienestar reclama reformas precisamente para que recupere su sentido y finalidad. La necesidad de la reforma atiende a una razón material y por una razón moral. La reforma del estado de bienestar ha sido exigida por la realidad, por las cuentas, por su inviabilidad práctica. Y, en el orden moral, por la grave insatisfacción que se ha ido produciendo en las generaciones nuevas que han visto reducida su existencia -permítaseme la expresión- a una condición estabular que no podía menos que repugnarle.

El estado de bienestar estático es inviable. Es necesaria la........

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