Todos los sábados me reconozco con Antonio Muñoz Molina en ese ejercicio sin red que supone el funambulismo de la independencia ideológica. Hay que leer sus artículos hasta el final sin dejarse llevar por los titulares. Hoy habla de que la derecha aprovecha la protesta de la vieja guardia socialista para hacerla suya, y recuerda los vapuleos que sufrió Felipe González durante el periodo entre 1993 y 1996. Esos mismos son los que le hacen cariñitos. Después, habla del culto a las escritoras muertas, sin dar nombres. Me imagino el rechazo que debe producir ver cómo se hacen valoraciones exageradas de personas cuyo principal mérito es haber sido fiel a una idea. Tal vez ahí esté la clave de lo que quiere decir, al relacionar una cosa con la otra. La frase que resume esta aversión al fanatismo puede ser esta: “Quizás las derivas más estériles de la izquierda proceden de una obsesión ideológica que tiene mucho de fiebre religiosa y acaba en un activismo de catacumbas alimentado por la expulsión de los desviados que suelen ser además los que se muestran desafectos de un mesías de intransigencia egocéntrica”. No está mal este resumen haciendo referencia al activismo de catacumbas y al mesías de intransigencia egocéntrica. El mundo ha dado muchas vueltas y de las catacumbas se pasó a las tiranías del oscurantismo y a alternancias peores, de todos los signos. Una fe alimentada en los subterráneos de la clandestinidad provoca arraigos inamovibles de los que es difícil desprenderse. Entonces, el ambiente se llena de apóstatas que hay que mandar a la hoguera con urgencia, al tiempo que surgen mártires, algunos de ellos anónimos y sin mérito alguno, que formarán parte de los santorales y del culto oficial. Quizá no es esto todo lo que quiere decir Antonio Muñoz Molina, pero es con lo que yo me quedo. Siempre nadando entre dos aguas para que no nos acusen de hacer causa con uno de los dos fundamentalismos que acabará por helarnos el corazón. Ya sé que me dirán que esta posición demuestra una falta de compromiso, que es muy fácil situarse en esta especie de tierra de nadie para observar las cosas sin pasión, pero, qué quieren que les diga, a mi edad no voy a entrar en un convento para jurar los votos, prefiero seguir siendo libre en lo poco que me lo permiten. Pensándolo bien, debería limitarme a hablar de los latoneros de la calle de Herradores.

QOSHE - Los sábados de Antonio - Julio Fajardo Sánchez
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Los sábados de Antonio

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28.04.2024

Todos los sábados me reconozco con Antonio Muñoz Molina en ese ejercicio sin red que supone el funambulismo de la independencia ideológica. Hay que leer sus artículos hasta el final sin dejarse llevar por los titulares. Hoy habla de que la derecha aprovecha la protesta de la vieja guardia socialista para hacerla suya, y recuerda los vapuleos que sufrió Felipe González durante el periodo entre 1993 y 1996. Esos mismos son los que le hacen cariñitos. Después, habla del culto a las escritoras muertas, sin dar nombres. Me imagino el rechazo que debe producir ver cómo se hacen valoraciones........

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