Una ciudad distinta a pesar de todo
Luego vino el jardinero y dibujó unas sendas en el suelo. Alrededor plantó unas tapizantes. Podó los árboles como si hubieran ido a la peluquería, para ponerlos al día. Parecía que viajaban a bordo de un coche tuneado. Las calles olían a asfalto y ya no quedaba nada del recuerdo de los viejos adoquines. A pesar de todo, me decidí a enseñarle la ciudad a mis amigos. Las casas, más o menos, son las mismas. Algunas ya no están y las que las sustituyen no me molestan tanto como otras que sustituyeron a las del pasado y que ya son eso, incorporadas a la historia, como si fuera solo el tiempo el que les da derecho. Están ahí por alguna razón. Se han ganado el sitio y ahora se niegan a desaparecer. Hay un palacio de piedra azul, pero ese no es su color. Solo es un viraje que hizo Zenón dejando el cuarto oscuro inundado por un olor fétido. Los paños blancos........
© Diario de Avisos
visit website