Con el formidable discurso navideño del rey poniendo en valor la Constitución como telón de fondo, termina esta semana el año 2023 y el semestre de presidencia española de la Unión Europea (UE), que se inició el pasado 1 de julio, unos días antes del arranque de la campaña electoral. Ha sido un periodo difícil que, como era previsible, ha complicado la gestión y obligado al presidente, Pedro Sánchez, y al gobierno a repicar las campanas de los asuntos domésticos mientras atendían sus obligaciones europeas, con el marcaje estrecho de una oposición que no ha dado cuartel en ningún momento para evitar que pudiesen utilizar la presidencia en beneficio del PSOE en la campaña. Las cosas podían haber sido de otra manera, pero fue el propio Sánchez el que, en una nueva jugada de riesgo (más difícil todavía), decidió adelantar a finales de julio las elecciones generales, poniendo patas arriba los planes y calendario de la presencia de la UE.
Pese a todo, el trabajo de la Presidencia se ha ido acomodando a las circunstancias, aunque con algunas renuncias, entre otras, no hacer al comienzo del mandato una presentación del programa del semestre en el Parlamento Europeo o conformarse con una cumbre UE-Latinoamérica muy por debajo de las expectativas que el propio gobierno había creado. La Presidencia ha y topado, además, con dificultades no imputables al solapamiento con el calendario político español. Comenzó en un ambiente internacional condicionado por la guerra de Putin en Ucrania y se cierra con el mundo horrorizado por la campaña militar desatada en Gaza por Israel como respuesta a los execrables atentados perpetrados el 7 de octubre por la organización terrorista Hamás.
Gracias en parte al entendimiento de última hora entre Francia y Alemania, durante el mandato de la Presidencia española de la UE se ha logrado sacar adelante un acuerdo de reforma de las reglas fiscales que flexibiliza el control del déficit y la deuda de los países miembros y establecer una norma común sobre migración y asilo, de obligado cumplimiento para los 27, de incierto futuro. Se ha aprobado, asimismo, un proyecto de mercado eléctrico europeo para acelerar el despliegue de las energías renovables y reducir los precios de la electricidad, una ley de materias primas críticas, que es un primer paso necesario para hacer frente al problema de dependencia estratégica de terceros países y se ha hecho la primera regulación en el mundo en materia de inteligencia artificial,
La UE ha querido dar gran relieve al acuerdo alcanzado para iniciar las negociaciones de adhesión de Ucrania y Moldavia, que se logró con una unidad ficticia, pues para aprobarlo fue preciso que se ausentase de la sala el presidente húngaro. El viaje de estos países para llegar a la UE puede ser largo, interminable… porque el anuncio parece más un recado para el presidente ruso, al que se le hace saber que la UE sigue apoyando a Kiev, y un lenitivo para calmar al líder ucraniano, que está nervioso y se le escapan expresiones que no están en el nomenclátor de la diplomacia.
En el lado negativo, además del olvido de algunas medidas consideradas prioritarias que se han quedado en el tintero, cabe destacar que no se ha logrado alcanzar una posición común de la UE sobre la guerra de Gaza. Pedro Sánchez ha mantenido una línea clara: condenar el terrorismo de Hamás, exigir a Israel que respete el derecho humanitario, apoyar la solución de la ONU de crear dos estados y reconocer el estado palestino. Una posición coincidente con la del secretario general de Naciones Unidas, Antònio Guterres, que, sin embargo, no ha sido seguida por los países de la UE.
En los términos al uso de la evaluación académica, podría decirse que la Presidencia española ha obtenido la calificación global de apto (“justito” podría añadir coloquialmente), gracias al buen trabajo previo realizado por los funcionarios de Madrid y Bruselas y a la experiencia de los altos funcionarios españoles. El parecer de parte es bastante diferente y depende del cristal con que se mira. Pedro Sánchez dice que ha sido un éxito y Feijóo replica que la gestión ha sido decepcionante. Se ha quejado y con razón el líder de la oposición de que el Gobierno ha ignorado al Parlamento en la preparación de la agenda de la Presidencia de la UE, pero no es argumento bastante para la descalificación global y no reconocer mérito alguno al trabajo realizado.

QOSHE - Aprobado justito en la presidencia de la Unión Europea - Laureano García
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Aprobado justito en la presidencia de la Unión Europea

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26.12.2023

Con el formidable discurso navideño del rey poniendo en valor la Constitución como telón de fondo, termina esta semana el año 2023 y el semestre de presidencia española de la Unión Europea (UE), que se inició el pasado 1 de julio, unos días antes del arranque de la campaña electoral. Ha sido un periodo difícil que, como era previsible, ha complicado la gestión y obligado al presidente, Pedro Sánchez, y al gobierno a repicar las campanas de los asuntos domésticos mientras atendían sus obligaciones europeas, con el marcaje estrecho de una oposición que no ha dado cuartel en ningún momento para evitar que pudiesen utilizar la presidencia en beneficio del PSOE en la campaña. Las cosas podían haber sido de otra manera, pero fue el propio Sánchez el que, en una nueva jugada de riesgo (más difícil todavía), decidió adelantar a finales de julio las elecciones generales, poniendo patas arriba los planes y calendario de la presencia de la UE.
Pese a todo, el trabajo de la Presidencia se ha ido acomodando a las circunstancias, aunque con algunas renuncias, entre otras, no hacer al comienzo........

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