Lluvia
Tiene esto de no parar de mirar al cielo en Semana Santa para que no llueva su poquito de justicia poética. No todo puede depender del hombre y sus pronósticos meteorológicos, de su libro de reglas y de sus excesos. De sus votos y promesas. De sus ganas de exhibir devociones y barroquismos. De su penitencia disfrutona que es sarna gustosa del alma. De su fragante arrepentimiento a golpe de azahar e incienso humeante. De sus procesiones por fuera para sobrellevar las silenciosas que van por dentro. De sus túnicas de colas como batas de folklóricas. De sus alardes de fe y contradicciones. De........
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