Hubo un tiempo en el que la ciudad acogía a eso que llamaban ‘picaítos’, gente que la vida había maltratado y vivían a salto de mata, un poco de caridad, otro poco por la bondad de algún vecino, acogidos en cualquier sitio, desde el Colegio Mayor a alguna iglesia o institución. Iban por nuestras calles y servían para el cachondeo a los niños, de quienes se defendían como podían. Muchos terminaron en residencias, centros sociales o de la tercera edad acogidos por la Junta o alguna entidad . De la mayoría se contaban historias sobre cómo la vida les había tratado para que terminasen en la indigencia. Se decía de Marchena Picuito que había sido marino y un desengaño amoroso le había mandado a la calle, los niños le decían cosas y él respondía con piedras que guardaba en el bolsillo del abrigo. La gente le decía a Miguel El Lengua: “¡Saca la lengua, Miguel!” y él lo hacía como una gracia. Muchos vivían en Jesús Abandonado y pasaban una parte importante del día en la Alameda, algunos con un cartón de vino tinto. El Matías Prats se ponía en una esquina , casi siempre de la calle Santiago, y hacía como que retransmitía un partido de fútbol o una visita de Franco a Cádiz. Quizás el más famoso fue Carlos el Legionario, que desfilaba en cabalgatas de todo tipo mientras la gente le jaleaba. Hizo migas con la Cabiria, que durante años esperaba a Carlos Díaz frente al edificio del Ayuntamiento y nada más ver al alcalde le gritaba: “¡No firmes, que te pierdes!”. La Uchi era amiga de todo Cádiz, que re recorría con su bicicleta . De vez en cuando se repite la imagen de un documental de la BBC en el que el entrevistador está probando unos boquerones en vinagre cuando entra la Uchi y da un grito, lo que le parecería al reportero una genialidad. El Troy, al que llamaban así a cuenta de Troy Donahue, actor de una serie de detectives basada en Los Ángeles 77 Sunset Street. El Morterá, que hacía de pimpi, Manolito el Aviador, Vicente el Largo y tantos otros. Ahora se ha convertido en viral, perdón por el adjetivo, un vídeo de Joaquinito Alegría que se niega a jugar de defensa en su equipo con el argumento de que él es delantero, lo que por lo visto causa mucha gracia. No hay que ponerse melancólico, lo mejor que puede ocurrir es que quien precise asistencia la obtenga del Estado, que los que necesiten un techo el sistema público les proporcione una cama en un albergue, que nadie esté en la calle ni sirva para el cachondeo del personal, porque todo el mundo debe ser tratado con dignidad. El Ayuntamiento tiene la obligación de darle albergue a las personas que no tienen casa, eso que los finos llaman “en situación de calle”, también llamado sinhogarismo. No puede echarlos a la calle sin más ni más.

QOSHE - Hijos del levante - Fernando Santiago
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Hijos del levante

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11.04.2024

Hubo un tiempo en el que la ciudad acogía a eso que llamaban ‘picaítos’, gente que la vida había maltratado y vivían a salto de mata, un poco de caridad, otro poco por la bondad de algún vecino, acogidos en cualquier sitio, desde el Colegio Mayor a alguna iglesia o institución. Iban por nuestras calles y servían para el cachondeo a los niños, de quienes se defendían como podían. Muchos terminaron en residencias, centros sociales o de la tercera edad acogidos por la Junta o alguna entidad . De la mayoría se contaban historias sobre cómo la vida les había tratado para que terminasen en la indigencia. Se decía de Marchena Picuito que había sido marino y un desengaño amoroso........

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