Una de las últimas escenas de la película Espartaco es cuando Lawrence Olivier como Marco Licinio Craso pregunta a los prisioneros quién es Espartaco y se levantan uno a uno, todos, diciendo “yo soy Espartaco”. A mí me pasa lo mismo con Doña Cuaresma. Tengo que estar desmintiendo que lo perpetré yo, por lo que he optado por lo contrario: vale, yo soy Doña Cuaresma. Es como el chiste: le estoy dando por culo a la vaca porque si te digo la verdad no me vas a creer. Lo último es porque Doña Cuaresma usó una frase que utilizaba mucho Elvira Lindo cuando empezaba en El País: “Desde aquí te lo digo”. Supongo que es una frase que yo utilizo y que por ello algunos amigos han creído ver en ella mi estilo, caso de que yo posea algo parecido. Por más que lo desmiento, nadie me cree. En mi vida he escrito Doña Cuaresma, en su día obra de Pérez Sauci y Antonio Rivera, por citar dos casos de compañeros que ya no están entre nosotros. El resto es leyenda y, como decía el director del Shimbone Star, en el oeste, cuando los hechos contradicen a la leyenda, imprimimos la leyenda. Si yo fuera Doña Cuaresma la primera condición que pondría al director de este periódico es que me dejase hacer Don Carnal: despellejar capillitas con la misma intensidad con la que satirizan a los comparsistas. Sería imposible porque se tomaría como una blasfemia y todavía está en el Código Penal la ofensa a los sentimientos religiosos. Terminaríamos en los juzgados porque saldrían los abogados cristianos, Radio María, 13TV, Libertad Digital o la Junta de Cofradías que se sentirían terriblemente ofendidos. Cualquiera de las tertulias cofrades, tan próximas a Vox, los que mandan ahora en La Palma, la Vera Cruz, el Ecce Homo, incluso los de la Oración en el Huerto, todos terminarían sintiéndose ofendidos como se sienten los carnavaleros. Vivimos en un país de ofendiditos, siempre hay un indignado de guardia en las redes sociales, con seudónimo claro, donde reparten insultos en nombre de Dios, la patria y el rey, volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz. Terminarían poniendo un muñeco con mi cara para que me sacudieran como si fueran los ex Delphi, los cadistas iletrados o cualquier otro con la piel fina y el espíritu sensible. Así que no soy Doña Cuaresma, entre otras cosas porque yo no citaría cada dos renglones ritos religiosos y cofradías. Para mí una de las chirigotas míticas fueron Los Tontos de Capirote, a los que persiguieron en una época en la que no había redes sociales. Hubo una redactora de este periódico que tuvo que ir con protección al Falla por las amenazas del Eterno Capitán y su cuadrilla. De intransigentes tenemos el patio lleno, incluso cuando no había Tiktok, X, Facebook e Instagram.

QOSHE - Je suis Doña Cuaresma - Fernando Santiago
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Je suis Doña Cuaresma

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11.01.2024

Una de las últimas escenas de la película Espartaco es cuando Lawrence Olivier como Marco Licinio Craso pregunta a los prisioneros quién es Espartaco y se levantan uno a uno, todos, diciendo “yo soy Espartaco”. A mí me pasa lo mismo con Doña Cuaresma. Tengo que estar desmintiendo que lo perpetré yo, por lo que he optado por lo contrario: vale, yo soy Doña Cuaresma. Es como el chiste: le estoy dando por culo a la vaca porque si te digo la verdad no me vas a creer. Lo último es porque Doña Cuaresma usó una frase que utilizaba mucho Elvira Lindo cuando empezaba en El País: “Desde aquí te lo digo”. Supongo que es una frase que yo utilizo y que por ello algunos amigos........

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