Tenía hoy pensado escribir de los dos ‘xereces’ y del tiempo bendito que está perdiendo el xerecismo y la ciudad bajo toneladas de incapacidad, conformismo, miradas de reojo y cuentas pendientes de barra de bar. Que si puros o impuros, que si galgos o podencos, que si esto, aquello o lo de más allá. El sargento O’neill dice en ‘Platoon’ que las excusas son como el culo, todo el mundo tiene uno. Pues eso. Y tenía abierto el paraguas para, como me había pronosticado un buen amigo futbolero que sabe de esto, aguantar “la que te vamos a dar” por poner frente al espejo a todas las partes, que ahí siguen mojando las ganas en el café, arrastrando los escudos por campos que son corrales y llegando al éxtasis colectivo con logros deportivos del tipo meterle tres al Viallatejerina de Montechico. Campeones del mundo de solteros contra casados.

Si llego a escribir de esto... muchos discreparían conmigo, algo que me parece cojonudo porque descreo de las verdades absolutas y porque hay que defender la importancia de disentir. Pero es mi opinión, oiga. Y, aunque puede que no tenga razón en según qué cosas, sí tengo razones para lanzarla al viento, y confrontarla, esta y las demás, con quien venga de frente, por la vía de los argumentos, la discusión sana y el respeto mutuo. El problema son los otros, los que atacan por la espalda, esa jauría que se esconde en oscuros perfiles sin nombre de las redes sociales y que acude babeando, excretando sus frustraciones, con gula de odio, desatados como los vampiros al olor de la sangre fresca.

Le ha ocurrido esta semana a Toñi Moreno, que ha tenido que soportar un linchamiento cobarde, trinchado de amenazas e insultos a ella y a su familia, por un comentario hecho sin ninguna inquina, un chascarrillo mal llevado y mal entendido también. Nadie es perfecto, que diría Billy Wilder. Y con toda esa masa inmisericorde bramando desde el teclado de sus móviles, ha salido al patíbulo y ha pedido disculpas a boca llena. Bien, ya está. Ella atravesará la tormenta y, cuando deje de tronar, que dejará, esos cretinos anónimos a los que ahora llaman haters seguirán ahí agazapados, esperando a su próxima víctima, replegados en sus miserias, regurgitando la bilis que les mueve. Me los imagino como personajillos grises, incapaces en la vida real de moverle una coma a sus jefes o sus parejas, genuflexos, pelotas, serviles que solo se envalentonan sentados en el váter con el teléfono en la mano. Ignorantes que, por no saber, ni siquiera son conscientes de que Toñi Moreno, antes de cumplir los veinte, ya tenía más madrugones cotizados en la Seguridad Social que cualquiera de ellos en el conjunto de sus tristes y patéticas vidas.

QOSHE - Los otros - Javier Benítez
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Los otros

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28.01.2024

Tenía hoy pensado escribir de los dos ‘xereces’ y del tiempo bendito que está perdiendo el xerecismo y la ciudad bajo toneladas de incapacidad, conformismo, miradas de reojo y cuentas pendientes de barra de bar. Que si puros o impuros, que si galgos o podencos, que si esto, aquello o lo de más allá. El sargento O’neill dice en ‘Platoon’ que las excusas son como el culo, todo el mundo tiene uno. Pues eso. Y tenía abierto el paraguas para, como me había pronosticado un buen amigo futbolero que sabe de esto, aguantar “la que te vamos a dar” por poner frente al espejo a todas las partes, que ahí siguen mojando las ganas en el café, arrastrando los escudos por........

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