Las noticias que a uno le interesan más suelen ser las que se salen de ojo, demostrando que el hombre es un ser imprevisible y siempre lo será. Este año, por ejemplo, tuvo su aquel el ponferradino que, ante la inundación de su coche por una riada, prendió un cigarrillo y salió fumando tan tranquilo caminando a contracorriente, como si estuviera acostumbrado a que cada semana se anegaran las calles de la capital berciana. Fijo que, para más inri, no sabía nadar. No es un notición comparable al de ese ciclista occidental que intentó llegar al mundial de fútbol de Catar en bicicleta a través de dictaduras que han fusilado hasta cabras acusadas de espionaje, pero no está mal. Tampoco es equiparable a la del par de activistas que se encadenaron a la barra móvil de una orquesta alemana para protestar a favor del medio ambiente y terminaron en el cuarto de los trastos. Una forma original de empezar el año, pensarían ellos, «sujétame el cubata, van a conocernos hasta en Tombuctú». Menuda Nochevieja.

Esas noticias memorables otras veces las han protagonizado animales más acreditados: el oso que se paseó por Prioro o el chuchorrobot que lo hizo por las calles de León, sin olvidar a seres claramente en estado alterado, como aquel joven al que, ante el guardia civil que le pedía soplar en el alcoholímetro, le cantó aquello del «pim pam toma lacasitos». Creó escuela y en este curso heredó su cátedra el dudosamente sobrio ciudadano que, en mitad de una entrevista televisiva sobre tráfico, de repente se puso a disparar contra el presidente del gobierno el «que te vote Txapote».

Nuestras existencias y la Prensa serían más grises sin estas salidas de tono o «frikadas» que, de cuando en cuando, vienen a alegrar por un rato la cotidianidad de unos días cargados de inanes declaraciones de políticos, sucesos por desgracia demasiado previsibles y pactos a la fuerza. Por excesivas, se nos salen de ojo como un relámpago en la noche y quedan rebotando en la retina unos instantes, para después irse por el sumidero del olvido, dejándonos esa media sonrisa en los labios que produce su gracia chusca. El mar de la memoria nos las devuelve, igual que a los ahogados, justo en el momento de despedir el curso, quizá para acudir al rescate de un año y de unas vidas que se van entre burbujas y chinchines que siempre son ajenos.

QOSHE - Fuera de ojo - Antonio Manilla
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Fuera de ojo

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03.01.2024

Las noticias que a uno le interesan más suelen ser las que se salen de ojo, demostrando que el hombre es un ser imprevisible y siempre lo será. Este año, por ejemplo, tuvo su aquel el ponferradino que, ante la inundación de su coche por una riada, prendió un cigarrillo y salió fumando tan tranquilo caminando a contracorriente, como si estuviera acostumbrado a que cada semana se anegaran las calles de la capital berciana. Fijo que, para más inri, no sabía nadar. No es un notición comparable al de ese ciclista occidental que intentó llegar al mundial de fútbol de Catar en bicicleta........

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