Pues sí, este es el panorama que nos ofrece el año que acabamos de estrenar. El país crispado es España, lo dice el siempre falible Tezanos, que asegura que nueve de cada diez españoles estamos digamos que de mal humor, sin entrar en detalles. Al parecer hay muchas cosas que nos preocupan, excepción hecha de la amnistía de Puigdemont y demás cómplices del golpe de Estado en Cataluña del 2017. Antes que la amnistía y las dudas sobre la constitucionalidad hay 37 problemas que nos despiertan mayor inquietud. Lo sorprendente, dicho sea de paso, es que el Gobierno de Sánchez es del asunto que más se ocupa cuando parecería lógico que se dedicase antes a resolver los primeros de la lista que, supuestamente, son los más graves.

Pero España, también hay que decirlo, no es el único país donde todo anda patas arriba, como suele decirse. Mirando el mapa, podemos ver que efectivamente el mundo está revuelto. Muy revuelto. Con dos guerras que se eternizan en Ucrania y Gaza y una tercera en el mar Rojo, siempre tan importante para la paz, la seguridad y el comercio internacional que está estallando. Los ataques de los hutíes, la milicia que lleva años liderando la violencia en el Yemen, a la navegación por aquellas aguas está destapando algo más grave: la provocación de Irán que en su odio a Israel y los EEUU parece dispuesto a desestabilizar aún más a la zona.

Sabíamos que desde Teherán, el régimen de los ayatolás que tanto odia las libertades, se suministran las armas —especialmente cohetes— a las organizaciones terroristas aliadas, como Hamás y Hezbolá, pero también ya sus propias fuerzas revolucionarias mostraron sus pretensiones atacando con artillería pesada a Pakistán —país que cuenta con arsenales nucleares— que enseguida respondió, a Siria y el kurdistán iraquí, un país limítrofe con el que mantuvo una guerra que se prolongó siete años. Para que no queden dudas sobre la teoría de un planeta dividido en dos, los hutíes crecidos ante la respuesta norteamericana a su agresión a la navegación anunció que solo respetará a los barcos rusos y chinos. Informaciones difundidas en EE UU aseguran que la Otan se prepara para un enfrentamiento a tres o cuatro años vista con Rusia. Entre tanto sigue la provocación aérea china en torno a Taiwán tras la elección de un presidente contrario a la anexión. En fin, hasta la revoltosa dictadura de Corea del Norte asegura que no descarta una guerra con Corea del Sur. Y para tensar más su amenaza ha fletado el primer submarino nuclear de ataque. En Latinoamérica inquieta la situación en Ecuador y Guatemala. Y mientras tanto, Trump está cada vez más cerca de regresar a la Casa Blanca.