El miércoles, durante la sesión de control, Sánchez asumió los votos del PNV y EH Bildu como un triunfo personal: “Nueve de cada diez votos el pasado domingo en Euskadi fueron a partidos políticos que apoyaron esta investidura, a este Gobierno y las políticas que estamos desplegando durante estos meses de legislatura. Nueve de cada diez. Ése es el resultado de la política de confrontación, de desinformación y de bulos que ustedes están practicando. Les ganamos nueve a uno”. Un éxito, vaya. Pocos días antes Pilar Alegría había dicho, refiriéndose a Otxandiano y EH Bildu: “Este país ha sufrido muchos años el terrorismo de ETA y no reconocer que es una banda terrorista no es que sea absolutamente cobarde, sino que es un desprecio a las víctimas y la sociedad española en su conjunto. Es un negacionismo incompatible con la propia historia de nuestro país y de la democracia”. Convertir los votos de estos negacionistas incompatibles con la democracia en un triunfo personal –“les ganamos nueve a uno”– supone un desprecio a los ciudadanos que, por lo visto, consideran memos y amnésicos.

Este debe ser el concepto que Sánchez tiene de la ciudadanía a la que ha dirigido la carta que Rubén Amón ha definido como “el órdago infantil del narcisista”. Según la psicología algunos síntomas del narcisismo son: necesidad constante de la admiración excesiva de los demás y de que se reconozca su superioridad incluso sin haber logrado nada, enojo cuando no se recibe un reconocimiento o trato especial, dificultad para manejar las emociones o afrontar situaciones de estrés.

¿Qué tenemos aquí? ¿Windsor renunciando al trono por Wallis? ¿Un príncipe de sonatina de Rubén Darío que está triste, ha perdido la risa y el color, y está pálido en su silla de oro mientras en un vaso olvidado se desmaya una flor? ¿Un farol de tahúr? ¿Una victimización demagógica y trumpista? ¿Yo o el fascismo? ¿Búsqueda de manifestaciones de adhesión inquebrantable? ¿Ahondar más la polarización y la política de bloques? ¿Dejación de funciones de un presidente que cancela su agenda durante cinco días para pensar si dimite o no en vez de pensarlo primero y hacerlo después? ¿O quizás para negociar con sus apoyos una moción de confianza?

Uno de los personajes/víctimas de la telebasura fingió su propio secuestro que después vendió por los platós poniéndose un saco por la cabeza mientras decía “¡que me secuestro!”. Pues eso.

QOSHE - ¡Que me secuestro! - Carlos Colón
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¡Que me secuestro!

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26.04.2024

El miércoles, durante la sesión de control, Sánchez asumió los votos del PNV y EH Bildu como un triunfo personal: “Nueve de cada diez votos el pasado domingo en Euskadi fueron a partidos políticos que apoyaron esta investidura, a este Gobierno y las políticas que estamos desplegando durante estos meses de legislatura. Nueve de cada diez. Ése es el resultado de la política de confrontación, de desinformación y de bulos que ustedes están practicando. Les ganamos nueve a uno”. Un éxito, vaya. Pocos días antes Pilar Alegría había dicho, refiriéndose a Otxandiano y EH Bildu: “Este país ha sufrido muchos........

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