La bulla
Todo cambia y aunque no te bañes nunca en el mismo río (ese Heráclito al que tanto mentaba Juan Teba en esa columna semanal a la que le he birlado el título) la bulla permanece. Teba se refería a la bulla de la calle, ese hacinamiento feliz de la Semana Santa, sobre todo, verdadera especialidad de la cultura sevillana. La forma más civilizada de habitar la calle, compartiendo emociones, con el codo ajeno clavado en el costillar y el aliento vecino en la nuca. Tempus fugit y sobre todo cambia y hemos de reconocer que ahora bullanguear se ha puesto muy difícil si no tienes quince años, piernas de hierro o sillita de playa que burle a la autoridad. Pero como esta ciudad se adapta como ninguna a las........
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