Por: Álvaro Hernando Cardona González

Continuando con las referencias históricas que confirman la existencia, la muerte y algunos de los hechos cristianos, debemos mencionar las que hacen: 3. Suetonio (historiador que vivió entre los años 75 y 160 d.C. en Roma) y que alrededor del año 120 d.C. mencionó que el emperador Claudio “expulsó de Roma a los judíos por los constantes disturbios que provocaban a causa de un tal Cristo”. Este testimonio es la afirmación histórica de lo que en los Evangelios se dice sobre la expulsión de los cristianos, además de la mención directa de Jesús. Y por último Flavio Josefo (historiador), autor de la obra Antigüedades Judáicas, escrita entre los años 93-94 d.C, donde menciona en dos ocasiones a Jesús; una primera cuando afirmó que “Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión” ratificando la forma en que fue muerto y quien luego dijo “Por haber muerto Festo y encontrarse Albino todavía en camino, [se] instituyó un consejo de jueces, y tras presentar ante él al hermano de Jesús el llamado Cristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de que habían transgredido la Ley y, así los entregó a la plebe para que fueran lapidados”. Como pueden apreciar los lectores estas referencias históricas sucedieron con posterioridad, pero recientes a la vida y muerte de Jesús.

A todas estas referencias se suman alrededor de 230 fragmentos de relatos exclusivamente bíblicos, conocidos como los Rollos del Mar Muerto hallados en Qumrán (Israel).

Entonces, si bien está confirmada la existencia de Jesús, sus parábolas y expresiones, más allá de su carácter divino o no, están documentados los principios éticos y morales del Cristianismo. Pero que deben trascender más allá de la iglesia que de él surgió. La lógica, el sentido común, el humanismo, hacen irrefutables esos principios. Y cada vez es más apremiante que esta generación y las sucesivas los rescatemos. Nos estamos matando, estamos sembrando odio, olvidamos al amor, y sobre todo olvidamos que el planeta y la humanidad estamos interrelacionados. Dejemos de ser hipócritas, “viendo la paja ajena, cuando estamos tan ciegos”. Jesús trató sobre la justicia más de lo que imaginamos. Y esta es igualdad. Lo único que le da valor a la justicia es que se aplique igual a todos. ¡Seamos justos! Jesús existió, es innegable.