El tradicional Informe sobre Competitividad Global que anualmente publicaba el World Economic Forum (WEF) ha sido reemplazado por el Informe sobre el Futuro del Crecimiento, cuya primera versión fue dada a conocer la semana pasada, como consignó DF.

El objetivo central ya no está focalizado en la competitividad propiamente como palanca para un mayor crecimiento, sino que el énfasis pasa a ser ahora la calidad del crecimiento, es decir, cómo se logra y cómo se compatibiliza con otras prioridades. Bajo esta nueva mirada ya no se calcula un índice único para cada uno de los países, el cual permitía construir un ranking comparativo a nivel global en materia de competitividad, sino que se presentan resultados para cuatro categorías diferentes: innovación, inclusividad, sustentabilidad y resiliencia.

En cuanto a resultados, la comparación entre países permite visualizar que si bien en las cuatro categorías vinculadas a “cantidad” y “calidad” de crecimiento Chile obtiene un puntaje que está por encima del promedio global, a nivel individual sólo en innovación aparece como líder en la región. Uruguay supera a Chile en inclusividad y resiliencia; y en sustentabilidad nuestro país aparece detrás de Brasil, Costa Rica y Colombia.

Estos antecedentes constituyen una muestra más de que el indiscutido liderazgo regional que Chile pudo mostrar en las décadas pasadas ya está siendo desafiado, y que de persistir la actual tendencia a corto andar ya estaremos situados en el promedio latinoamericano. Por desgracia, ello no da cuenta de notorios progresos en nuestros vecinos, sino más bien de un lamentable retroceso de Chile.

Afortunadamente, luego de una década de virtual estancamiento de la economía chilena en materia de crecimiento, que ha afectado severamente la capacidad de generación de empleos y de mejoramiento en los ingresos de la población, ya se han encendido las alarmas y se advierte un amplio consenso en cuanto a la urgente necesidad de cambiar el rumbo. Ante este importante desafío, cabe esperar que a la hora de elaborar las políticas públicas que esto demanda se generen los espacios para que los criterios técnicos prevalezcan por sobre las motivaciones políticas de corto plazo. De lo contrario, será difícil salir del marasmo.