Existe consenso sobre que Chile tiene un enorme potencial como futuro actor importante (incluso clave) en la cadena de producción del litio, por ende, también en la transición energética y la economía verde (hasta un 1% adicional de crecimiento a largo plazo calcula el FMI que podría significar la descarbonización, por ejemplo). Hay asimismo consenso respecto de que esta es una ventana de oportunidad que no permanecerá abierta indefinidamente y por ello Chile debe ser inteligente y ágil para saber aprovecharla.

La Estrategia Nacional del Litio anunciada por el gobierno el año pasado es un esfuerzo por aprovechar esa oportunidad. Sobre ella existen legítimas dudas y reparos -este diario ha sido crítico de su sesgo estatizante, tanto en la propiedad como en la conducción a través de Codelco y Enami-, pero aun siendo perfectible, el país no puede seguir postergando el impulso que necesita la industria para desarrollar su pleno potencial.

Nuestro país necesita ser intensamente proactivo si espera aprovechar la oportunidad que ofrece el litio mientras dura.

Son justamente las dudas que genera en el mercado la estrategia chilena lo que vuelve necesario extremar los esfuerzos por explicarla y promoverla a fin de atraer inversionistas. En este sentido, el embajador chileno ante Washington comentó a este diario que estima “importante que los ministros del área del litio visiten EEUU y expliquen directamente al mundo empresarial cuál es la política que tiene Chile”.

En efecto, nuestro país necesita ser intensamente proactivo en esta materia si espera aprovechar la oportunidad que ofrece el litio mientras dura. Ya hay datos que apuntan a un menor protagonismo como productor hacia el final de esta década -superado por China y Argentina-, y no tiene proyectos en línea al menos hasta 2026, pese a ser parte del “triángulo del lito” junto a Argentina y Bolivia.

La previsiblemente compleja discusión legislativa para crear la Empresa Nacional del Litio lo será más aun en el contexto preelectoral de los próximos meses. Eso será otro factor adicional de lentitud en el avance de la estrategia, pero mayor razón para no dilatar iniciativas proactivas como la que menciona el embajador.