17 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Era 17 de abril de 1974. Me encontraba en los tiempos de pintar mi primer grande mural en el patio de armas del Liceo Militar Jáuregui. «Dios y Patria. Ciencia y Deporte». Aquella mañana luminosa de los abriles, la formación de los jóvenes alumnos, oficiales, profesores y su coronel: Ernesto Aníbal Caldera, en formación para saludar al hijo de Maracaibo y universal hombre de la ciencia. Mientras el director dio un saludo de bienvenida al ilustre médico zuliano, Dr. Humberto Fernández Morán. El venezolano de la NASA, acompañado de un equipo de científicos e ingenieros espaciales, venían a nuestra ciudad de La Grita, a raíz de un extraño elemento que cayó del cielo en el lugar de «Campo Alegre» muy cerca al Hotel la Montaña, acontecer que se quedó en los misterios, pues días después de aquel extraño elemento viajero, fue recogido en una gandola y cubierto con sintéticos especiales; llevado al aeropuerto de La Fría. Vino la Fuerza Aérea y servicios secretos. Esto hizo venir a la Ciudad Primogénita del Táchira al personaje que cumplió la misión de controlar el corazón de los tres astronautas en la misión Apolo 11 a la Luna en 1969. Más el académico médico de las universidades de América, Europa y Asia. Compañero y alumno de Albert Einstein. Digno de las logias del mundo y creador del Bisturí de Diamante. Esa mañana saludó al batallón del instituto militar y entre su elocuencia de sabio describió la importancia de la institución castrense ante las miradas de Latinoamérica, donde dijo: «Aquí está el futuro de la Gran Nación de Bolívar, para las realidades de la humanidad y del sur del continente».

Dos días después en el auditórium dio una interesante conferencia sobre las necesidades del ser humano. Y la experiencia del «Hombre en la Luna». Habló desde las huellas de Abraham hasta la búsqueda de los mundos, entre lo místico y las verdades científicas y del verdadero origen de un dios. Confesando de quién con su bisturí se describió la Biblia, puesta en el lugar del Mar de la Tranquilidad en el satélite natural de la Tierra, misión encomendada al astronauta Neil Armstrong. Esa noche una de las promociones del Liceo Civil «Ángel María Duque» y la coordinación del Prof. Mario Rodríguez, quien lo erigió de epónimo. Y fueron los bachilleres para ofrendarle una placa de honor (hoy dicho testimonio en su estudio y oratoria en su casa en Estocolmo, Suecia). Le llevaron sus títulos para que el ilustre Doctor Humberto Fernández Morán firmara de gracia y ejemplo. La Grita agradeció la visita del más grande de la ciencia venezolana para ese momento. El mismo padre del IVIC, «Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas». Y ministro de Educación del General Pérez Jiménez. Recorrió las montañas del glacial en helicópteros militares, donde están las lagunas y el santuario ecológico del Táchira. Solicitó esa noche decir al Gobierno nacional de la época, edificar un observatorio para descubrir los mensajes de las estrellas en el páramo del batallón. Días después le llevaron a conocer el madero del Cristo del barroco. Lo analizó, y le veneró como una obra de arte. Dejando la afirmación de ser de las edades del Cuzco y siempre se debería cuidarse y jamás profanarse. Reconoció el ilustre sabio a su alumno, Prof. Juan Bautista Vásquez, quién en los años de 1956 fue su discípulo, estudiante en la escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. Memorias estas de tantas en las comparaciones de la Ciudad: «Antigua Capital de los Andes»…

Existen en el museo del Liceo Militar Jáuregui unas valiosas fotografías del gran fotógrafo Luis Domínguez Araujo, donde aparece el sabio médico y científico venezolano. Para afirmar la realidad histórica de La Ciudad «Atenas del Táchira»… Es esa noche de su conferencia cuando oímos de su voz de haber compartido escuela y laboratorios con el padre de «La Teoría de la Relatividad» mientras demostraba el espacio de la ingeniería cuántica entre los otros mundos y nuestra tierra. Fe de un pueblo y ejemplo de sus culturas para las nuevas generaciones. Humberto Fernández Morán vino después, otras veces a La Grita, en su interés sobre la creación del planetarium en las altas montañas. Donde existe el pico más alto del estado Táchira: El Púlpito, con sus 3.942m. Más su investigación de médico por defender las esencias de la etnia y preservar el destino del planeta a quién tanto imploró en un camino de su ser y de la ciencia. Pidió esa noche le llevaran al humilde electricista del Liceo Militar. Quién lo recibió al llegar al pionero de los liceos militares de Venezuela, Ernesto «Mema» Cárdenas, para firmarle con el bisturí de diamante su reloj como recuerdo. Y entre oficiales, profesores, autoridades de la ciudad, abrazó al viejo obrero electricista. No aceptó banquetes en su honor. Sabía la verdad del poder de la humildad. . .

Sus restos deberán algún día estar en el Panteón Nacional. ¡Para que perdure su eternidad! Esa dichosa mañana en el sagrado patio de honor del Liceo Militar Jáuregui, hubiesen presenciado como el hombre de las Academias se detuvo ante el tricolor nacional venezolano y en su reverencia habló con su sentimiento y su corazón pese a ser venezolano, de nacionalidad americana y sueca, pero con un alto valor moral a su verdadera patria. Han cruzado los años y aún ante los cadetes de mi mural en el patio de armas, continúa la energía del personaje venido un día a la comarca tachirense de la niebla en la búsqueda de los secretos que envían las constelaciones… ________

*Artista Nacional. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Columnista del Diario La Nación desde 1987. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 fue en su nombre de artista, creador, escritor y dramaturgo. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la «Estampilla Fiscal» con obras del maestro gritense y venezolano.

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Humberto Fernández Moran en La Grita

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17.04.2024

17 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Era 17 de abril de 1974. Me encontraba en los tiempos de pintar mi primer grande mural en el patio de armas del Liceo Militar Jáuregui. «Dios y Patria. Ciencia y Deporte». Aquella mañana luminosa de los abriles, la formación de los jóvenes alumnos, oficiales, profesores y su coronel: Ernesto Aníbal Caldera, en formación para saludar al hijo de Maracaibo y universal hombre de la ciencia. Mientras el director dio un saludo de bienvenida al ilustre médico zuliano, Dr. Humberto Fernández Morán. El venezolano de la NASA, acompañado de un equipo de científicos e ingenieros espaciales, venían a nuestra ciudad de La Grita, a raíz de un extraño elemento que cayó del cielo en el lugar de «Campo Alegre» muy cerca al Hotel la Montaña, acontecer que se quedó en los misterios, pues días después de aquel extraño elemento viajero, fue recogido en una gandola y cubierto con sintéticos especiales; llevado al aeropuerto de La Fría. Vino la Fuerza Aérea y servicios secretos. Esto hizo venir a la Ciudad Primogénita del Táchira al personaje que cumplió la misión de controlar el corazón de los tres astronautas en la misión Apolo 11 a la Luna en 1969. Más el académico médico de las universidades de América, Europa y Asia. Compañero y alumno de Albert Einstein. Digno de las logias del mundo y creador del Bisturí de Diamante. Esa mañana saludó al batallón del instituto militar y entre su elocuencia de sabio describió la importancia de la institución castrense ante las........

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