10 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Institutor, normalista, bachiller, pedagogo. Doctor en leyes. Eterno: Don Mario Briceño Perozo en la edad de un siglo de La Grita. Fundador con el reverendo Edmundo Vivas del Instituto Civil Jáuregui en la casona del Bachiller Gandica, muy después del Seminario de la orden de San Juan Eudes y de las ideas positivistas de Don Fidel Orozco. Así me lo narró el ilustre académico el día que fui con mis ilustraciones sobre José Félix Ribas para el libro del General Héctor Bencono Barrios. Entre las hermosas memorias de aquella Ciudad del Espíritu Santo, ensueño de la poesía y las huellas del gomecismo para aflorar con las presencias de Eleazar López Contreras, el bachiller en Filosofía y Letras y muy después general venido de La Grita en la revolución liberal restauradora, de los andinos. Y entre campanarios; la ilustración de una ciudad tan vieja como el Virreinato de la Nueva Granada y tan libre como las palabras de la gloria de Antonio Nariño, dejándose grande en lo más inmenso de Simón Bolívar. Fue don Mario Briceño el gran amigo de mi padre, Pepe Melani, y entre los recuerdos, siendo gobernador del estado Trujillo, le colocó una de sus obras dedicada a José Gregorio Hernández en el palacio del capitán Diego García de Paredes. Un día Don Mario Briceño Perozo me pidió le ilustrara «La Espada de Cervantes», el maravilloso libro del ilustre historiador y desde sus sentimientos me describió «Como Teodoro Gutiérrez Calderón enseñaba a sus alumnos el sentido sobre la espada de Bolívar» y desde los misterios ocultos de la poesía, el Quijote desafiando al mundo». Fue inmenso ser amigo de tan ilustre rector, cronista de los Andes e inmenso bolivariano, sabedor de los libros sagrados y defensor de la memoria venezolana. Siendo presidente de la Sociedad Bolivariana de Venezuela me pidió le realizara dibujos para un texto sobre el Libertador, con Don Mario fui a conocer al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, como a Antonio Herrera Luque hasta Domingo Miliani. Siendo director del Archivo de la Nación me permitió reproducir muchos documentos interesantes desde la existente esencia del Táchira como del legado de la andinidad. Años después volvió a La Grita el maestro testigo del paso de Rómulo Gallegos por la Ciudad «Atenas del Táchira», donde nos narra de las propuestas de un edificio al novelista de Doña Barbara. Y el ilustre presidente decretó la edificación que después terminó el General Pérez Jiménez como Liceo Militar Jáuregui. Y fue Mario Briceño Perozo el primer director desde los ecos de un tiempo venezolano. Un día siendo presidente de la Sociedad Bolivariana de Venezuela me invitó a participar con mis obras dedicadas al Libertador y siempre veneró la pureza del arte. Narrándome aquellos tiempos de La Grita, con las virtudes de sus educadores y las hermosas presencias de una Ciudad enclavada en las inmensas montañas. Hablaba Don Mario de la pureza artística e ingenua de la escuela manierista del Cristo de La Grita, de aquellas raíces de las escuelas barrocas del Cuzco. De las realidades pedagógicas y del nombre de «Atenas» dicho por vez primera en la voz de Doña Josefa «la poetisa Isaura». Fue Mario Briceño Perozo el ilustrado profesor y director del Instituto Civil Jáuregui. Más el Primer Director del Liceo Militar Jáuregui. Gobernador de Trujillo. Senador y magistrado a la Corte Suprema de justicia. Vivió los tiempos de La Grita entre las huellas del Seminario Eudista francés y las lecciones de la escuela de Normalistas del colegio Santa Rosa de Lima. De la Universidad Popular de Fidel Orozco, de la cúpula de Mons. Escalante y de ser maestro de Fruto Vivas, del profesor Domingo Enrique Lupi Orozco, del banquero Juan Antonio Galeazzi. Del escritor, médico y político Ricardo Méndez, de Nicolás Cárdenas, Carlos Enrique Baptista, José Ali Salcedo, Ramón Vicente Casanova y de una larga generación de tachirenses, zulianos y venezolanos. Su obra literaria se consagró en los leales hechos de nuestra nacionalidad. Desde su amor por la vida de Bolívar y el magisterio de la filosofía de la educación. Su última visita a La Grita fue en 1990. En el ideario de la Sociedad Bolivariana. Donde nos habló del verdadero credo hacia el pensamiento del padre de la patria. Entre los versos de Gutiérrez Calderón y la «Canción del Violín » de lamentar la muerte del interesante Seminario «Kermaria» y de enaltecer la cultura como raíces eternas de la herencia patrimonial… Días después de aquella, su última visita a nuestra amada ciudad vino por correo un sobre a mi hogar, y en él venía el Libro “La Espada de Cervantes» y una imagen fotográfica del óleo de José Gregorio Hernández que pintó mi padre para los hijos ilustres. Hoy en la galería de la Gobernación de Trujillo. Agradecí la amistad del hombre que revolucionó los métodos académicos de un siglo grítense y siempre defendió con la verdad el valor humano. Porque muy después de las edades estos personajes que enaltecieron a «La Ciudad Primogénita del Táchira», donde serán para siempre las presencias de un mundo eterno.

*Artista Nacional. *Realizó y creó el Gran Mural al Libertador en el techo del salón del Palacio de la Gobernación de Mérida. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Premio Nacional del Libro 2021. *Honrado con un Salón en su honor, en la Gobernación del Táchira 2022. *Se creó la Estampilla del Táchira con obras de Néstor Melani-Orozco, para dignificar la historia. 2024.

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La escuela de Mario Briceño Perozo

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10.04.2024

10 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Institutor, normalista, bachiller, pedagogo. Doctor en leyes. Eterno: Don Mario Briceño Perozo en la edad de un siglo de La Grita. Fundador con el reverendo Edmundo Vivas del Instituto Civil Jáuregui en la casona del Bachiller Gandica, muy después del Seminario de la orden de San Juan Eudes y de las ideas positivistas de Don Fidel Orozco. Así me lo narró el ilustre académico el día que fui con mis ilustraciones sobre José Félix Ribas para el libro del General Héctor Bencono Barrios. Entre las hermosas memorias de aquella Ciudad del Espíritu Santo, ensueño de la poesía y las huellas del gomecismo para aflorar con las presencias de Eleazar López Contreras, el bachiller en Filosofía y Letras y muy después general venido de La Grita en la revolución liberal restauradora, de los andinos. Y entre campanarios; la ilustración de una ciudad tan vieja como el Virreinato de la Nueva Granada y tan libre como las palabras de la gloria de Antonio Nariño, dejándose grande en lo más inmenso de Simón Bolívar. Fue don Mario Briceño el gran amigo de mi padre, Pepe Melani, y entre los recuerdos, siendo gobernador del estado Trujillo, le colocó una de sus obras dedicada a José Gregorio Hernández en el palacio del capitán Diego García de Paredes. Un día Don Mario Briceño Perozo me pidió le ilustrara «La Espada de Cervantes», el maravilloso........

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