3 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Existen luces del fuego, aun pareciendo un relicario de encantos y un poema eterno de Hugo Murzi. Desde los viajes de Pamplona de los invasores hasta las riberas del rojo río que llamaron del Tormes y muy después le dieron el significado de Torbes, los viajeros miedosos de los ataques de los aborígenes, y ellos, españoles y judíos suplicantes al Santo Romano de «San Sebastián», ya Juan Rodríguez Suárez había marcado los hechos y Diego de Lozada cruzado el río. Mientras Juan Maldonado Ordoñez y Villaquirán pregonado en el Monasterio de Pamplona la devoción por un San Cristóbal en un fresco pintado por los franciscanos. San Cristóbal tierra de panaderos con el clamor de las talvinas de Andalucía. De los herreros forjadores de espadas, del canto en las oratorias del cielo, con un ángel gigante de Juan Ferrer Roig cuatro siglos después.

Y de muchos viajes los españoles profanados los cimientos para encontrar el secreto de El Dorado, hasta La comarca de los nativos Humogrías, en las más altas montañas donde habitaba «La Serpiente de la luna», como de los Peribeca, los Capuchos y los Táribas, ya la India Machirí encontraba los secretos de la historia y el delirio sagrado de las estrellas a través del espejo de La Bermeja. Entonces un 31 de marzo de 1561 se hace la declaración en el asentamiento de nativos, de los naturales y Juan Maldonado nombra el lugar como «Caserío de San Cristóbal» en memoria a su santo y a su pueblo del reino de España. Entre las lecciones de D. J. J. Villamizar Molina. Donde se izaron las alabadas y se pintaron los emblemas del palacio de Aranjuez. Teniendo el encanto del azul páramo del Tamá y los secretos del amanecer entre las cimas y terrazas.

Hoy capital nueva de los Andes del Táchira, muy después de la Ciudad del Espíritu Santo de La Grita. La eterna y primogénita. Y capital de las ideas revolucionarias desde el himno de Cipriano Castro hasta el amor poético de Manuel Felipe Rugeles. Para revivir el credo de Rafael Guerrero, el poeta muerto por pronunciar las verdades. Porqué 463 años poseen de gloria la esperanza de una bandera de Gustavo Gari Altuve con los emblemas más eternos de una comarca. Y desde la voz de Omar Meza ser la «Ciudad de la Cordialidad» para que viva de esperanza con el grito de Bolívar Pueblo, en la tierra que afirmó las «Cruces viajeras del Tirano Aguirre» y de amor la Espada Redentora en María del Carmen Ramírez. Desde el color violeta de las noches románticas y del delirio de los colores de Manuel Osorio Velasco, entre las rosas de la poesía y el campanario gigante del maestro Jesús Manrique. La hermosa de los sirios del tiempo en la voz de Monseñor San Miguel. Su primer obispo. La del periódico «Ecos del Torbes» al Diario Católico, desde el Diario La Nación al Rotativo Diario del Pueblo. Donde siempre mi abuelo, soldado de Juan Pablo Peñaloza me describió que, desde sus ríos, San Cristóbal poseía una vena de las aguas del Río Magdalena y con sus cimas de tiempos; la canción hermosa del piano de Judith Jaimes y el calendario sagrado de las estrellas. La San Cristóbal de la monumental de Pueblo Nuevo con las cantidades de la herencia del torneo de los toreros, desde la plaza de La Concordia para ver a Serrajilla y encontrar desde sus diestros a un mundo a José María Campos «Campitos» y entender lo eterno de sus luces, hasta llegar a Fabio Castañeda y un Jesús Colombo y de cada ceremonia convertirla en cada día, en la «Ciudad Gigante de América» en los murales de Leonel Durán, del alma pictórica de Eduardo Carrero, del impresionismo de Morelani, desde la pureza de Jorge Belandria al sonido multicolor de Salvador Muntaner y del aroma único de los paisajes de Agustín Guerrero. La Ciudad del Cronista Mayor: D. Luis Hernández. La cuna del museo de Belkis Candiales. La Ciudad de los poemas de Ernesto Román Orozco con la simiente poética en una ventana junto a la promesa infinita. La del actor y maestro Orlando Cárdenas. La de las Voces Sacras de Leoncio Ontiveros. La académica de José Pascual Mora. Entre los interesantes valores de Isley Carrero… el ejemplo de Alexander García y el nombre de un credo en Pedro Fressel. La del gigante gallego de Pedro Mogollón y de los ritos escultóricos de Miguel Ángel Sánchez. La ciudad del libro para la heroína patriota en la fe del poeta Felix Roque Rivero. Para encontrar una lágrima en la meditación de Jesús “Chucho” Corrales Sánchez, con su palacio de Los Leones entre los republicanos y gomecistas y desde el Salón de Lecturas a la pertenencia de las culturas, ¡poder un día llegar al cielo… ¡Eternamente!

* Cronista del Municipio Jáuregui. *Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Premio Nacional del Libro 2021. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Honrado con un Salón en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en su nombre a su labor de años de maestro, escritor y dramaturgo.

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San Cristóbal, espejo de la luna a sus 463 años

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03.04.2024

3 de abril de 2024

Néstor Melani-Orozco

Existen luces del fuego, aun pareciendo un relicario de encantos y un poema eterno de Hugo Murzi. Desde los viajes de Pamplona de los invasores hasta las riberas del rojo río que llamaron del Tormes y muy después le dieron el significado de Torbes, los viajeros miedosos de los ataques de los aborígenes, y ellos, españoles y judíos suplicantes al Santo Romano de «San Sebastián», ya Juan Rodríguez Suárez había marcado los hechos y Diego de Lozada cruzado el río. Mientras Juan Maldonado Ordoñez y Villaquirán pregonado en el Monasterio de Pamplona la devoción por un San Cristóbal en un fresco pintado por los franciscanos. San Cristóbal tierra de panaderos con el clamor de las talvinas de Andalucía. De los herreros forjadores de espadas, del canto en las oratorias del cielo, con un ángel gigante de Juan Ferrer Roig cuatro siglos después.

Y de muchos viajes los españoles profanados los cimientos para encontrar el secreto de El Dorado, hasta La comarca de los nativos Humogrías, en las más altas montañas donde habitaba «La Serpiente de la luna», como de los Peribeca, los Capuchos y los Táribas, ya la India Machirí encontraba los secretos de la historia y el delirio sagrado de las........

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