Una Constituyente es indudablemente el procedimiento más importante para reformar el Estado, de fondo. Permite cambiar las instituciones obsoletas, disfuncionales o anacrónicas que, con el paso de los años, por ejemplo, en nuestro caso después de 1991 , más de 32 años han servido para decantar qué sirve y que es inoperante o por el contrario si sufrió una contrarreforma fue deformada la institución y debe someterse a nueva ingeniería constitucional.

La transición permite esas apreciaciones. Prefiero un referendo presidencial invitando a votar por unos 6 temas centrales.

Los refrendos con más de 15 preguntas son un fracaso. Así ocurrió en el año 2003, los electores ante más de 19 preguntas se enredan en las urnas y no alcanzan a digerir toda la temática, y si fuesen capaz de hacerlo, se demoran para contestar entorpeciendo por ende el flujo de ciudadanos que puedan pasar por las mesas de votación.

El referendo es una reforma constitucional en caliente, ese mismo día en las urnas después del conteo de votos y de haberse comprobado el porcentaje de asistentes que marcaron los tarjetones, queda reformada la Constitución en los aspectos sometidos a votación.

Considero que la coyuntura o el momento político no es el más apropiado para una Constituyente porque se puede volver un bumerang y tornarse adverso ya que necesita pasar por el Congreso ante las dos cámaras , luego el control constitucional y buscar en las urnas esas mayorías necesarias para aprobar el proyecto de Ley que llegan cerca a los 14 millones y medio de votantes.

Y posteriormente elegir la Asamblea de Constituyentes . Son votaciones que las derechas agitarán reviviendo los clanes políticos para preservar los beneficios económicos que ven amenazados. Se moverían como lo han hecho oponiéndose a las reformas sociales, concretamente en el caso de la salud.

Jorge Enrique Almario, abogado constitucionalista vallecaucano me comentó que, una constituyente hoy es la puerta que está esperando las derechas y la ultraderecha para consolidar el modelo neoliberal y articularlo con la corriente globalista que quiere acabar con las últimas funciones sociales que le quedan al Estado para cerrar el ciclo de privatizaciones.

La constituyente del 91 fue posible porque por primera vez todas las fuerzas políticas y sociales firmaron un pacto para tener una constitución incluyente. Todas las anteriores fueron redactadas y aprobadas por las fuerzas que aplastaron a sus oponentes.

Hoy no existe ese acuerdo. Lo que significa que la derecha aprovechará para acabar con los restos del estado social de derecho y hacer una Constitución a su medida, como ocurrió en Chile donde la constituyente la ganó al final por los errores, el Pinochetismo.

Sería premiar a la oposición que se encuentra sin propuestas, para enarbolar una constitución sin Gustavo Petro y contra Petro o lo que es lo mismo; sin trabas sociales porque para ellos las reformas son trabas a sus propósitos. El país está polarizado y el progresismo aún cuenta con el apoyo del 35% que eligió al Presidente Petro, pero eso no es suficiente para imponer condiciones en una constituyente.

Creo que hay que seguir gobernando apoyado en los instrumentos e instituciones sociales de nuestra Constitución de las cuales surgió el actual Plan Nacional de Desarrollo. Esa es la ruta y dejar de intentar dar saltos al vacío.

Aprovecharían la oportunidad si al coaligarse para sacar un amplio número de Constituyentes logran mayoría para reversar lo poco que la jurisprudencia ha logrado en estos 32 años de materialización respecto a los derechos sociales y como se vivió durante los casi dos años de Pandemia donde la salud no funcionó y otros derechos sociales estaban obturados.

Se palpó la crisis del neoliberalismo y la urgencia por buscar otro sistema económico que cubra las necesidades de la población. Si la Constituyente no se logra una cifra suficiente de seguidores del progresismo, llegarían a taponar lo que se ha alcanzado.

De entrar en el camino de una Constituyente todo el pugilato será electoral, de sumatoria de partidos y fracciones; la medición del pasado octubre de 2023 para renovar alcaldías y gobernaciones (y cuerpos colegiados regionales),demostró que cualquier divisionismo del Pacto Histórico (sin ser un partido cohesionado todavía), es aprovechado por la coalición de las derechas y los centristas dubitativos.

Las reformas constitucionales del siglo XIX permitían un cambio y transformación de Estado, pero fueron producto cada una de guerras civiles, donde los vencedores colocaban las condiciones sobre el partido político vencido, porque todas ellas fueron guerras civiles entre los miembros del bipartidismo decimonónico, o sea fueron cartas de batalla para cobrar el triunfo o hacer las transacciones.

Hoy, aunque tenemos situación de guerra con el ELN que sale y entra del proceso de paz, las disidencias de las FARC y los demás actores descompuestos generan infraguerras, y las bandas criminales no se ha podido con ellas encausarse un proceso por los intereses de esos grupos con las rentas criminales.

Entonces no hay un contendor único con quien pactar para hacer la reforma. Son los partidos y fracciones que no están en guerra los que obstaculizan las reformas sociales porque son los intereses empresariales de gremios los que coaligan con jefes de los partidos políticos para preservar los negocios.

Esa Ley estatutaria, Ley 134 de 1994, contiene los procedimientos para acudir y dinamizar la Constituyente o el referendo en su modalidad de presidencial (no el otro activado por la población), por eso creo más viable un referendo presidencial de solo 6 preguntas que produciría la reforma constitucional el mismo día de la votación.

La citada Ley en su artículo 33 dice respecto al Referendo Constitucional : “A iniciativa del Gobierno o de un grupo de ciudadanos no menor al 5% del censo electoral, el Congreso, mediante ley que requiere la aprobación de la mayoría de los miembros de ambas Cámaras podrá someter a referendo un proyecto de reforma constitucional que el mismo Congreso incorpore a la ley.

El referendo será presentado de manera que los electores puedan escoger libremente en el temario o articulado qué votan positivamente y qué votan negativamente.

La aprobación de reformas a la Constitución por vía de referendo requiere el voto afirmativo de más de la mitad de los sufragantes y que el número de éstos exceda de la cuarta parte del total de ciudadanos que integran el censo electoral”.

Se observa que son dos referendos, uno citado por el Presidente de la República y el otro convocado por los ciudadanos en un número no menor al 5% del censo electoral, o sea unas 2.000.000 de firmas(allí está lo más engorroso).

El trámite si es parecido a la formación de la Constituyente porque requiere la mayoría en ambas cámaras para construir la ley de convocatoria; y requiere también el voto afirmativo de más de la mitad de los sufragantes con un porcentaje parecido del censo electoral.

Pero no requiere de una Asamblea especializada o sea la constituyente que usualmente sesiona al menos 5 meses para llegar a producir la reforma.

Si el pugilato electoral en las dos cámaras se logra y en las urnas también, todo termina el mismo día de la votación.

QOSHE - Constituyente o referendo - Alberto Ramos Garbiras
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Constituyente o referendo

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27.03.2024

Una Constituyente es indudablemente el procedimiento más importante para reformar el Estado, de fondo. Permite cambiar las instituciones obsoletas, disfuncionales o anacrónicas que, con el paso de los años, por ejemplo, en nuestro caso después de 1991 , más de 32 años han servido para decantar qué sirve y que es inoperante o por el contrario si sufrió una contrarreforma fue deformada la institución y debe someterse a nueva ingeniería constitucional.

La transición permite esas apreciaciones. Prefiero un referendo presidencial invitando a votar por unos 6 temas centrales.

Los refrendos con más de 15 preguntas son un fracaso. Así ocurrió en el año 2003, los electores ante más de 19 preguntas se enredan en las urnas y no alcanzan a digerir toda la temática, y si fuesen capaz de hacerlo, se demoran para contestar entorpeciendo por ende el flujo de ciudadanos que puedan pasar por las mesas de votación.

El referendo es una reforma constitucional en caliente, ese mismo día en las urnas después del conteo de votos y de haberse comprobado el porcentaje de asistentes que marcaron los tarjetones, queda reformada la Constitución en los aspectos sometidos a votación.

Considero que la coyuntura o el momento político no es el más apropiado para una Constituyente porque se puede volver un bumerang y tornarse adverso ya que necesita pasar por el Congreso ante las dos cámaras , luego el control constitucional y buscar en las urnas esas mayorías necesarias para aprobar el proyecto de Ley que llegan cerca a los 14 millones y medio de votantes.

Y posteriormente elegir la Asamblea de Constituyentes . Son votaciones que las derechas agitarán reviviendo los clanes políticos para preservar los beneficios económicos que ven amenazados. Se moverían como lo han hecho oponiéndose a las reformas sociales,........

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