Para nadie es un secreto lo que ha pasado en los últimos 40 años en Corea del Sur con el desarrollo y las apuestas del crecimiento y desarrollo económico, mostrándolo como un ejemplo de progreso para países como el nuestro que se encuentra en esa vía.

La apertura de sus mercados y las expediciones por potencias mundiales, les permitió identificar y aprender mecanismos, herramientas y técnicas de manufacturación, especialmente en temas de tecnología, involucrándose fuertemente en dos clústers: el de los automóviles y el de los aparatos tecnológicos.

Marcas empezaron a surgir desde el sector privado, generando empleo y desarrollo a la región, contando con inversiones desde lo público para que estos nuevos grupos de mercado se expandieran exponencialmente en el mundo.

Además, en Corea del Sur se empezó a generar industrias paralelas que enriquecieron el mercado, como lo fue la industria de la producción de contenidos y cine, creando hoy el nuevo “Hollywood de Asia” que, adicionalmente, propone el turismo hacia esa zona del mundo y el reconocimiento de una cultura que para occidente era totalmente desconocida.

Esto conllevó a que con el paso de los años los terrenos abandonados fueran pensadas como grandes ciudades, planificadas, que fueron potencializadas en los discursos de los nuevos mercados y llevadas hacia el desarrollo.

Los ciclos de innovación en el desarrollo de productos, marcas de servicios y la innovación en lo público, también fueron nuevos caminos que pudieran desarrollarse como Smart Cities, potencializando las técnicas de desarrollo sostenible y mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.

Un país que permite aprender de cómo se puede crecer desde el talento humano, creyendo en la mano de obra como el principal camino para el crecimiento económico de un país y que ve en su gente la capacidad de producción.

Eso, es quizá lo que hoy el alcalde, Alejandro Eder, y la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, es lo que nos quieren traer con una visita más que necesaria, no solamente por la consecución de recursos para la COP16 y la apertura de alianzas económicas, sino, también, para replicar modelos de productividad que pueden brindar más alternativa de trabajo para miles de caleños que hoy se encuentran desocupados o buscan mejores opciones de ingresos.

Cali y el Valle del Cauca, dos regiones que deben enmarcar sus esfuerzos en la innovación, de la mano de la capacidad productiva que tienen sus habitantes, permitiendo convertirse en la nueva Corea de Suramérica.