La seguridad y convivencia ciudadana es vital en todos los aspectos del desarrollo de las regiones, de ello depende la confianza de las comunidades en sus gobernantes y los territorios. Una ciudad segura atrae el turismo, la inversión, la creación de empresas, lo cual repercute de manera directa en el progreso y crecimiento de las regiones. En este sentido, casi todas las campañas políticas sentaron sus bases de proyección en función de la seguridad, como una condición inherente a la vida del ser humano y un privilegio como elemento fundamental para su desarrollo físico y social.
Dado a lo anterior, uno de los mayores desafíos que enfrentan las autoridades territoriales es abordar integralmente y con efectividad los diferentes problemas de seguridad y convivencia ciudadana, por ello, cobran importancia los Planes Integrales de Seguridad y Convivencia Ciudadana “PISCC”. Creados a partir de la Ley 62 de 1993, como hoja de ruta para materializar con un enfoque estratégico las acciones que permitan abordar las diferentes manifestaciones del delito y problemáticas asociadas, para consolidar la seguridad y la transformación del territorio. Asimismo, para aproximarse a las realidades y circunstancias existentes como insumo esencial para determinar las inversiones que se realizarán conforme a las competencias de las entidades territoriales en esta materia.
Gestionar la convivencia y la seguridad en los territorios implica necesariamente una articulación de todos los actores y sectores, es una tarea que compromete en sentido amplio a todas las autoridades, el sector privado, la academia y en especial con el respaldo y participación activa de los ciudadanos, solo de esta manera se asegura la sinergia en materia de seguridad, considerando necesario promover estrategias efectivas e integrales que se anticipen al delito, no solamente reaccionando por la vía del sistema de justicia penal y más allá de la acción policial.
Cabe recordar, la necesidad de contemplar desde la formulación del PISCC los mecanismos de seguimiento y control que permitan medir los avances y cumplimiento de las metas planteadas, dado que los asuntos de seguridad y convivencia ciudadana son cambiantes y dinámicos, esto permite reorientar las estrategias, metas y programas que garanticen el impacto deseado.
Señalar que la primera autoridad territorial es la responsable de estructurar y liderar los PISCC, por eso la Gobernación del Valle del Cauca actuando a través del liderazgo colectivo pretende armonizar la gestión de la seguridad con cada uno de los Alcaldes de los 42 municipios, para garantizar la coherencia y correspondencia, en un ejercicio de acompañamiento y asesoría técnica para asegurar que se alineen las estrategias conforme a las realidades y prioridades existentes, con el fin de que este proceso sea legítimo, vinculante y constructivo.
Mi invitación a todos los Alcaldes es a repensar la gestión de la seguridad, a trabajar articulados con la Gobernación, a actuar con coherencia con sus promesas de campaña, respondiendo a las necesidades y demandas de la comunidad en materia de seguridad y convivencia, pero por encima de todo con una alta dosis de servicio a los demás velando por el interés general.