Las cortinas de humo son acciones que generalmente utilizan los políticos para desviar la atención de sus gobierno por malos resultados o escándalos y que la opinión pública se distraiga en asuntos que generalmente no son importantes. Lo vivimos casi que a diario cuando Uribe y Chávez eran presidentes, cada vez que tenían problemas o escándalos internos peleaban por pendejadas, casi siempre sin sentido, con el vecino para desviar la atención de sus crisis internas.

La semana pasada el presidente Petro, durante el ejercicio de escucha ciudadana a la Minga Indígena celebrado en Puerto Resistencia declaró públicamente que, si las instituciones no respondían a los ciudadanos, sería la hora de pensar en una Asamblea Nacional Constituyente.

Estas fuertes declaraciones encendieron la hoguera de la polarización en Colombia. Minutos después pude ver en redes sociales las declaraciones de diferentes miembros de la oposición y hasta de Juan Guaido apelando que como lo hizo Hugo Chavéz, Petro se quería atornillar en el poder.

Sin embargo, no hay nada más distante de la realidad. Si bien es cierto el presidente ha estado buscando apoyo en la calle, en los ciudadanos, para impulsar las reformas que no han pasado en el congreso y mejorar la imagen de su gobierno, llamar a una asamblea nacional constituyente es un completo error político, además de ser algo casi que imposible de lograr.

Para que llegáramos a tener una asamblea constituyente el congreso debe aprobarlo y es más que claro que el gobierno no cuenta con las mayorías. Posteriormente, se tendrían que elegir por voto popular a los constituyentes, lo cual tampoco asegura que el pacto histórico pudiera tener mayorías y control de dicha constituyente.

El impacto de la propuesta fue tan negativo, luego el presidente en entrevista con El Tiempo, quiso corregir sus declaraciones tratando de decir que no era una constituyente como tal, sino buscar el clamor del pueblo.

Es claro que el cerco mediático existe, pero el gobierno también ha fallado comunicativamente para expresar sus logros, además de la incapacidad para mediar con el congreso, que representa a los colombianos al igual que el presidente, para tener puntos en común en torno a las reformas.

Entonces, dentro de este contexto, la inviable la propuesta de una asamblea nacional constituyente la veo más como un cortina de humo frente a la crisis de violencia que vive el país con el clan del golfo (entre otro), la imposibilidad de hacer pasar las reformas en el congreso y de alguna forma el inicio de la campaña presidencial, no para que Petro se reelija, pero sí para mantener a esas bases que lo llevaron a la presidencia en constante movimiento de cara a quien vaya a ser el candidato del pacto histórico a la presidencia.

Bajo cualquier concepto es un error utilizar esta figura para distraer o hacer campaña, más aún cuando el presidente, como candidato se comprometió a no hacer una asamblea nacional constituyente.