Acompañé al hijo de mi amigo a la ceremonia de graduación de nuevos abogados y tras escuchar la oración de grado me quedó resonando el nuevo perfil del litigante: apto para asesorar megaempresas en el libre comercio internacional.
El discurso nada mencionó sobre la transformación legislativa de Colombia, ni de la función social del derecho en un país corrupto y violento.
Con perplejidad añoré la formación humanista de los antiguos abogados. Otrora los estudiantes de derecho se fundamentaban con el pensamiento clásico que provocó el derrumbe de las monarquías.
Los ciudadanos enajenaban su voluntad y su libertad ante el Estado, a cambio que este fuese garante del bien común y de la seguridad social.
Antes de incursionar en los principios constitucionales y de adiestrarse en la interpretación de los códigos, se fundamentaban con “El Contrato Social” de Rousseau, “Ensayos sobre gobierno civil” de Locke, y “La riqueza de las naciones” de Smith.
La cátedra libre advertía que el derecho no era ciencia, sino parte de la superestructura social y que sus leyes reflejan los intereses de la burguesía.
Rendían culto al Estado Social de Derecho. Los abogados ejercían a satisfacción su profesión, convencidos de la legitimidad del Estado y de la imparcialidad del ordenamiento jurídico.
Debatían las leyes con sinceridad y transparencia. La conformación de las cortes excluía la intervención de otras ramas, era por cooptación.
No había choque de trenes y los órganos de control, actuaban guiados sólo por el imperio de la ley. Si hoy las facultades de derecho deponen el pensamiento del siglo de las luces, les propongo nuevas fuentes: “Los partidos y las distorsiones jurídicas de la democracia” de Miguel A.
Presno ; “El futuro de la política” de Fernando Vallespín; “Réquiem por la soberanía popular” de Juan Martín Seco; “La criminalidad de los gobernantes”de Luis María Díez.
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Nuevo perfil del litigante
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04.12.2023
Acompañé al hijo de mi amigo a la ceremonia de graduación de nuevos abogados y tras escuchar la oración de grado me quedó resonando el nuevo perfil del litigante: apto para asesorar megaempresas en el libre comercio internacional.
El discurso nada mencionó sobre la transformación legislativa de Colombia, ni de la función social del derecho en un país corrupto y violento.
Con perplejidad añoré la formación humanista de los antiguos abogados. Otrora los estudiantes de derecho........
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