En las calles de Cali empezamos a presenciar una nueva problemática, principalmente en las comunas del distrito de Agua Blanca, y se llama El “WIREO”, en resumen, batallas campales entre jóvenes menores de edad, que antes hacían “guerra de bombas de agua”, ahora se enfrentan con palos, piedras, cuchillos, machetes y en algunos casos con armas de fuego.

Hace algún tiempo y en algunas ocasiones, ayudo a un amigo que hace un trabajo social en esta zona tan vulnerable, su nombre es Ricardo Salazar, lo conozco por su labor en estas zonas, tiene actividades para tratar de arrebatarle jóvenes a la violencia, al narcotráfico, las pandillas, y el consumo de drogas.

Ricardo tiene dos programas montados y funcionan con las uñas, Barbería al barrio y formación deportiva utilizando el fútbol.

Ricardo, ¿Qué es “WIREO”?

El Wireo es la citación entre pandillas o parches de jóvenes, que se citan por medio de redes sociales, o simplemente levantando la mano como señal de wirear o pelear, lo que finalmente termina en una batalla campal

Cuéntanos, ¿Qué es lo que pasa en esas “batallas campales”?

En esas batallas campales citadas por niños y adolescentes, lo que sucede es que sale a flote la utilización de piedras, machetes, pachas, armas traumáticas y hasta armas de fuego, con las que agreden a sus “liebres”, lo que sucede en esa batalla es algo que no mide consecuencias, hasta los que no tienen nada que ver ahí, llevan del bulto, vehículos, casas, transeúntes hasta los integrantes de la escuela de fútbol de la cancha de Pizamos 3, es increíble ver una inmensa cantidad de jóvenes corriendo con piedras y machetes de un lado para otro tratando de agredir a su víctima o “liebre”.

¿Qué crees que puede hacer la administración de Eder para solucionar ese problema de raíz?

Desafortunadamente en la administración Ospina no hubo programas reales, como los que hubo en la administración de Armitage, donde se involucró a algunos jóvenes con problemas de diferentes comunas, para recuperar escenarios y mediar por la convivencia ciudadana, sería bueno dirigir la inversión social hacia ellos, los jóvenes desocupados y generadores de problemas en su tiempo libre y no a las fundaciones como tal.