La Fiscalía General de la Nación, sin duda alguna es una de las instituciones más “codiciadas” para ser dirigidas por los políticos con profesión de abogados en Colombia, una entidad que por diversas razones, entre ellas la misma posibilidad investigativa y acusatoria que tiene en su potestad.

Adicionalmente a esto, el ente acusatorio tiene un importante presupuesto que para muchos políticos se vuelve interesante, teniendo en cuenta la histórica dinámica política de nuestro país donde una entidad entre más presupuesto tenga bajo su responsabilidad, “más atractiva es”, ya cada uno sacará sus conclusiones del por qué.

Y es que la Fiscalía General para el 2024 tiene una asignación presupuestal de un poco más de 6 billones de pesos, una cifra similar al presupuesto de funcionamiento e inversión de una Alcaldía de la envergadura de Medellín y cerca del 13% más que lo presupuestado para Cali en la misma vigencia.

Como vemos no son cifras menores, adicionándole la visibilidad casi que garantizada a nivel nacional y que de estos seis billones de pesos cerca del 94% se van en gastos de funcionamiento, es decir, prácticamente para esta vigencia anual no tiene responsabilidades de inversión, aun cuando sí debería existir un fuerte rubro en actualización tecnológica que facilite la tarea investigativa de los 23.100 servidores públicos adscritos a la entidad.

Sin embargo, no la Fiscalía, sino los Fiscales Generales parecen haber perdido el rumbo y parecen haber olvidado las funciones por las cuales fueron elegidos en tan importante cargo y parecen dejar en un segundo plano su responsabilidad de optimización de la institución para combatir un gran flagelo que tiene nuestra sociedad: la impunidad, algo que alarmantemente ronda el 93% en Colombia, es decir de cada 10 delitos que se cometen en el país, solo se esclarece uno de ellos, una cifra vergonzosa en una nación que se hace llamar “un Estado social de derecho”.

Ese rumbo se perdió porque, los últimos Fiscales Generales de la Nación, se han “creído el cuento” que esta es una entidad que sirve como “trampolín político” de cara a la posibilidad de convertirse en Presidente de la República, dando rienda suelta a ambiciones personales que han conllevado a una paulatina y constante subordinación de los intereses del ente investigador frente a los intereses políticos de quien ocupa su dirección general, especialmente en lo concerniente a los espacios de comunicación que por naturaleza se le “abren” a la entidad.

En este caso, Francisco Barbosa, parece haber malentendido aún más su rol como Fiscal General, pues se ha enfocado en las comunicaciones basadas en las polémicas políticas y no en la ejecución de acciones que mejoren los resultados del ente acusador, que según cifras de la propia Fiscalía tiene una tasa de impunidad en materia de homicidios rondando el 96% de los casos.

Barbosa se creyó el cuento que puede ser Presidente de este país, y está en su legítimo derecho en aspirar, pero que lo haga sin “aprovechar” los micrófonos abiertos a la Fiscalía General para entablar rencillas políticas con el único ánimo de polemizar.

Es más, podría haber “utilizado” los micrófonos para iniciar un posible camino hacia la Casa de Nariño, mostrando resultados de gestión, sin embargo como su enfoque desde el principio fue más direccionado hacia el ejercicio político, hoy el autodenominado “mejor fiscal de la historia” poco o nada tiene para mostrar en esa materia.

La institucionalidad siempre debe estar por encima de los egos y aspiraciones personales y jamás debe estar subordinada a intereses políticos y allí se debe establecer un claro límite para el ejercicio de los funcionarios, y los medios de comunicación, deben hacer su parte en la protección de las instituciones de todos los colombianos, pues sin importar la filiación política e ideológica de los funcionarios de turno, especialmente aquellos que no son de elección popular, no se le debe hacer eco a esos mensajes que tiene un objetivo que nada tiene que ver con su cargo.

Está bien que Francisco Barbosa no se “vaya a callar nunca” sus diferencias y desacuerdos con el Presidente de la República, pero eso lo debe hacer cuando ya no sea Fiscal General de la Nación, porque es allí cuando en realidad veremos si tiene ese “talante” para ser candidato presidencial o simplemente es un enano político que está inflado por el cargo que ostenta. Amanecerá y veremos.

QOSHE - Barbosa ¿Presidente? Amanecerá y veremos - Victor Manuel García
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Barbosa ¿Presidente? Amanecerá y veremos

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27.01.2024

La Fiscalía General de la Nación, sin duda alguna es una de las instituciones más “codiciadas” para ser dirigidas por los políticos con profesión de abogados en Colombia, una entidad que por diversas razones, entre ellas la misma posibilidad investigativa y acusatoria que tiene en su potestad.

Adicionalmente a esto, el ente acusatorio tiene un importante presupuesto que para muchos políticos se vuelve interesante, teniendo en cuenta la histórica dinámica política de nuestro país donde una entidad entre más presupuesto tenga bajo su responsabilidad, “más atractiva es”, ya cada uno sacará sus conclusiones del por qué.

Y es que la Fiscalía General para el 2024 tiene una asignación presupuestal de un poco más de 6 billones de pesos, una cifra similar al presupuesto de funcionamiento e inversión de una Alcaldía de la envergadura de Medellín y cerca del 13% más que lo presupuestado para Cali en la misma vigencia.

Como vemos no son cifras menores, adicionándole la visibilidad casi que garantizada a nivel nacional y que de estos seis billones de pesos cerca del 94% se van en gastos de........

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