Definitivamente Colombia es el país del Sagrado Corazón, y lo digo con mucho respeto porque en este territorio suceden situaciones bizarras y ajenas a toda lógica o por lo menos al sentido común, lo cual por supuesto no nos deja sin material para sorprendernos todos los días, porque cada mañana hay un titular que llama la atención por su particularidad.

Es que en este país se dan situaciones tan banales que centran la atención y esfuerzan al Estado en un desgaste absurdo frente a situaciones que de forma tienen mucho pero de fondo nada.

Por ejemplo la Corte Constitucional, el máximo rector en materia normativa de nuestro país, se pronunció sobre el nombre de la Fuerza Aérea Colombiana, nombre que el Presidente Petro (quién sabe por qué motivo) quiso cambiar por el de Fuerza Aeroespacial Colombiana, algo que por lo menos en la práctica hasta ahora no transformó la operación de la misma.

Es allí donde uno se pregunta ¿Cuál es la necesidad histórica de los políticos de este país de desgastar el endeble tejido institucional colombiano?

Por otro lado, esta semana también tuvimos la noticia de la condena del ingeniero y excandidato presidencial Rodolfo Hernández por hechos de corrupción por el caso Vitalogic de Bucaramanga, unión temporal que con el objetivo de manejar las basuras de la ciudad de los parques, incurrió en el proceso delictivo en compañía del hijo de Hernández, entregándole una coima o soborno para que el ingeniero cuando fue alcalde de esta ciudad, la favoreciera al momento de entregar el contrato.

El juez Décimo del Circuito Penal de Bucaramanga, encontró culpable a Hernández y este a su vez al terminar su intervención manifestó que a sus 79 años padece de cáncer terminal en medio de un llanto que podría “conmover” hasta a sus detractores políticos. Al dar a conocer esta situación de salud, se le dio la posibilidad de no tener medida de aseguramiento.

En otro caso, tuvimos también a Nicolás Petro, hijo del Presidente, quien en sus momentos de campaña a la Asamblea Departamental del Atlántico salió a las calles a vender plátanos y a atacar a los políticos corruptos y, por supuesto siendo fiel a la realidad macondiana de nuestro país, hoy está siendo investigado por enriquecimiento ilícito, es decir por corrupción.

Nicolás ha manifestado por redes sociales que fue presionado por las autoridades judiciales, haciendo clara mención a la Fiscalía General de la Nación en administración del polémico y hay que decirlo, mediocre Francisco Barbosa, para que “declarara en contra de su padre”, una versión que ha tenido poca receptividad por parte del colombiano de “a pie”, y que con tal voltereta lo que está provocando es aún más desconfianza en sus declaraciones no solo desde el ámbito jurídico sino también el político.

En este país tenemos que comenzar a concientizarnos que si hay hechos de corrupción, debe caer ante la justicia el que tenga que caer, no importa si es político, empresario e incluso hasta el presidente si es el caso, sin importar la orilla política e ideológica, es la única forma para dar buenos mensajes en la vía de la transparencia

Para finalizar, y no con esto quiero decir que falta contenido porque hay mucho más en este país para hacerlo tan particular, hemos presenciado dos semanas de explicaciones no pedidas y defensivas de un expresidente ante la llegada de un ex jefe paramilitar que ha tenido en vilo a muchos sectores, gracias a que ha advertido que va a “contar toda la verdad”.

Esa actitud “preventiva” del expresidente ha dejado en el ambiente mucho que pensar, porque si recurrimos a la sabiduría popular de los abuelos ¿podríamos inferir o pensar que la explicación no pedida puede ser la manifestación de una culpa manifiesta?

Vuelvo y reitero, en este país nadie, absolutamente nadie debe estar por encima de la Ley, y la justicia debe comenzar a actuar de manera imparcial, un adjetivo que para muchos es un sueño y para otros es una necesidad para que este no deje de ser el país del Sagrado Corazón, pero sí que deje de ser la constante tragicomedia donde se ríe por no llorar.

QOSHE - Confesiones, condenas, corrupción. Reímos por no llorar - Victor Manuel García
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Confesiones, condenas, corrupción. Reímos por no llorar

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16.03.2024

Definitivamente Colombia es el país del Sagrado Corazón, y lo digo con mucho respeto porque en este territorio suceden situaciones bizarras y ajenas a toda lógica o por lo menos al sentido común, lo cual por supuesto no nos deja sin material para sorprendernos todos los días, porque cada mañana hay un titular que llama la atención por su particularidad.

Es que en este país se dan situaciones tan banales que centran la atención y esfuerzan al Estado en un desgaste absurdo frente a situaciones que de forma tienen mucho pero de fondo nada.

Por ejemplo la Corte Constitucional, el máximo rector en materia normativa de nuestro país, se pronunció sobre el nombre de la Fuerza Aérea Colombiana, nombre que el Presidente Petro (quién sabe por qué motivo) quiso cambiar por el de Fuerza Aeroespacial Colombiana, algo que por lo menos en la práctica hasta ahora no transformó la operación de la misma.

Es allí donde uno se pregunta ¿Cuál es la necesidad histórica de los políticos de este país de desgastar el endeble........

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