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Por Diego Aristizábal - desdeelcuarto@gmail.com

Esto que voy a decir lo he repetido en otras columnas: la mayoría de colombianos no se toma en serio las bibliotecas y los libros, muchos piensan que son caprichos menores en medio de tantas preocupaciones. No pocos dicen: “Cuando me jubile me leeré los libros que no he leído”. Muchos piensan que eso de ir a las bibliotecas es un plan para estudiantes que tienen que hacer consultas y tareas, asunto más que replanteado, ya no hay que ir a la biblioteca a eso; o para viejitos que, como no tienen nada más que hacer, las visitan después de tomar tinto en el parque.

Curiosamente, los países más desarrollados no piensan igual, para ellos la lectura, las bibliotecas son lugares imprescindibles para su desarrollo. En Finlandia, por ejemplo, hay un paraíso que se llama Kaisa, es la biblioteca central de la Universidad de Helsinki. Los cinco millones y medio de finlandeses visitan, no solo esta, que es un edificio de siete pisos, sino que ven con orgullo su sistema de bibliotecas que tiene más de mil sedes.

Por algo, los finlandeses leen un promedio de 47 libros al año. Es obvio que ellos no dicen que cuando se jubilen leerán los libros que no han leído. Para ellos los libros son parte de la vida y uno la vida no la está posponiendo. Entre más personas visiten las bibliotecas, más se invertirá en ellas, porque, como lo tiene claro Finlandia, las bibliotecas públicas cumplen un papel fundamental: que el fomento a la lectura no sea una cuestión financiera de la familia. Esto elimina el eterno pretexto colombiano de que no se lee porque no hay plata para los libros.

Involucrar los libros en la vida cotidiana es más sencillo de lo que parece, no se necesita casi nada, apenas desear ver las cosas con otros ojos, pasar por alguna de las bibliotecas que tenemos cerca para que crezcan más; y si alguien no sabe qué es una biblioteca, tampoco hay que crucificarlo, las bibliotecas son nobles, generosas y esperan por todos con humilde paciencia para enseñar que en ellas hasta se puede dormir para que al despertar se sueñe. En asuntos de cultura la soberbia nunca es buena consejera.

En muchos países ir a la biblioteca es un plan de viernes. Los papás, después de sus trabajos, recogen a sus hijos y los llevan a la biblioteca del barrio y todos salen felices con libros, películas y videojuegos a enfrentar las horas. Cuando en Colombia estas dinámicas sean más frecuentes entenderemos que, como dice Jacques Bonnet en su libro Bibliotecas llenas de fantasmas, la libertad está siempre al alcance de la mano, se trata de leer, de leer más y más para poder seguir albergando la esperanza de escapar al propio destino.

Un libro, las bibliotecas, son tablas de salvación que muchos no han querido darles el valor que se merecen; por eso seguimos naufragando como país, por eso tantas salidas en falso, por eso esa rabia y esa frustración que se acumula, porque sentimos que algo tan simple y necesario como una biblioteca aún no encuentra el respeto real de quienes toman decisiones.

El esquema golpista que estaba montado, afortunadamente,...

Escribo para escucharme porque el papel es la única forma...

En Colombia decrecer es no firmar nuevos contratos de exploración...

El Estado colombiano no tiene con qué asumir, con enormes...

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¿Qué es una biblioteca?

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Por Diego Aristizábal - desdeelcuarto@gmail.com

Esto que voy a decir lo he repetido en otras columnas: la mayoría de colombianos no se toma en serio las bibliotecas y los libros, muchos piensan que son caprichos menores en medio de tantas preocupaciones. No pocos dicen: “Cuando me jubile me leeré los libros que no he leído”. Muchos piensan que eso de ir a las bibliotecas es un plan para estudiantes que tienen que hacer consultas y tareas, asunto más que replanteado, ya no hay que ir a la biblioteca a eso; o para viejitos que, como no tienen nada más que hacer, las visitan después de tomar tinto en el parque.

Curiosamente, los países más desarrollados no piensan igual, para ellos la lectura, las bibliotecas son lugares imprescindibles para su desarrollo. En Finlandia, por ejemplo, hay........

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