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Por Diego Aristizábal - desdeelcuarto@gmail.com

A Onetti, después de leer Confesiones de un lector, El pozo, Los adioses y Juntacadáveres, lo quise mucho más cuando lo vi y escuché en una entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en el programa A Fondo, de Radiotelevisión Española. En esa entrevista, que suelo ver cada tanto, está su timidez, levemente oculta detrás de los lentes de moldura y vidrio grueso.

Su personalidad queda al descubierto cuando le dice al entrevistado que “la cita de hoy le estropeó la noche de ayer”. Juan Carlos Onetti, durante toda su vida, vivió atrincherado por su timidez y nerviosismo en un cuarto rodeado de ficciones del cual pocas veces abría la puerta; por eso cuando salía, eso dicen quienes lo conocieron, era breve y prefería guardar silencio. Y eso me gusta de Onetti. Su permanente elogio a la soledad como una forma única para crear buena literatura, su deseo de escribir sus propias voluntades sin importarle si eso puede interesarle a alguien más que a él. Mientras uno lo ve fumando tranquilo y despacio, da la impresión de que hubiera preferido nunca hablar, para eso está su obra, que hable ella por él, así de simple, por algo se hizo escritor, de lo contrario sería político, relacionista público o algo parecido. Onetti, como dijo, vivió “apartado de esa consecuente masturbación que se llama vida literaria”. Jamás le interesó nada que no fuera escribir lento, poniéndole cuidado a la grafía, preocupándose de no repetir las palabras y sopesando los adjetivos.

Onetti, creo yo, y eso es lo que veo en su obra, fue uno de esos escritores que se hizo, en un primer momento, sin mostrarle a nadie una sola palabra, él solo contra el mundo. Tal vez no es extraña la anécdota que cuando algunos jóvenes escritores lograban romper su mutismo y le pedían consejo, les recomendaba los libros que él detestaba para ponerlos a prueba. Demostrando, tal vez, que el escritor se hace por convicción y vocación o porque dejó en sus jornadas de trabajo las entrañas, su sinceridad, se comprobó a sí mismo, después de explorar, hasta dónde es capaz de llegar y creer.

El escritor no se hace por recomendación ni por los elogios de otros. Onetti escribió en su libro Réquiem por Faulkner y otros artículos, que el escritor, cuando es mucho más que un aficionado, cuando espera más que elogios, nunca dejará de escribir, “escribirá porque sí, porque no tiene más remedio que hacerlo, porque es su vicio, su pasión y su desgracia”. Este año, cuando conmemoramos treinta años de la muerte del gran escritor uruguayo, vale la pena encontrarse a solas con una obra que desnuda el interior del hombre. Y si es necesaria una luz que ilumine el camino, recomiendo empezar con el ensayo que escribió Mario Vargas Llosa: El viaje a la ficción, el mundo de Juan Carlos Onetti, un estudio juicioso y completo que ayuda a comprender mejor a ese hombre insomne y perezoso que inventó tantas historias en una cama. .

La tecnología disponible del siglo XXI puede contribuir...

El presidente está tratando de buscar mecanismos que, si...

Yo, por mi parte, pienso que la explosión está saliendo...

No finalizar las vías 4G implica poner en riesgo el desarrollo...

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Yo, por mi parte, pienso que la explosión está saliendo...

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Siempre será preferible, por prudencia, dejarles hablando...

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Un hombre insomne y perezoso

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05.04.2024

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Por Diego Aristizábal - desdeelcuarto@gmail.com

A Onetti, después de leer Confesiones de un lector, El pozo, Los adioses y Juntacadáveres, lo quise mucho más cuando lo vi y escuché en una entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en el programa A Fondo, de Radiotelevisión Española. En esa entrevista, que suelo ver cada tanto, está su timidez, levemente oculta detrás de los lentes de moldura y vidrio grueso.

Su personalidad queda al descubierto cuando le dice al entrevistado que “la cita de hoy le estropeó la noche de ayer”. Juan Carlos Onetti, durante toda su vida, vivió atrincherado por su timidez y nerviosismo en un cuarto rodeado de ficciones del cual pocas veces abría la puerta; por eso cuando salía, eso dicen quienes lo conocieron,........

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