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Por Fanny Wancier Karfinkiel - fannywancier7@gmail.com

La persecución a pueblos e identidades se ha repetido desde tiempos inmemoriales como bucle infinito de espejos enfrentados. No parece exagerado afirmar que estamos bajo el efecto de un “Principio Universal de Destrucción” inventado por nosotros mismos.

Para muestra un botón: los rohinyas pueblo musulmán de Birmania, étnica religiosa perseguida durante décadas, los agortes en España, marginados y tratados como leprosos, los kuetes de Mallorca aparentemente descendientes de judíos conversos. No olvidar a los indígenas, los gitanos, la etnia China de los uigures, los cristianos de origen musulmán de Kirguistán, las minorías cristianas del mundo, los armenios deportados y asesinados, los kurdos, los negros, las comunidades de origen asiático últimamente discriminadas en EE.UU, las mujeres, los niños, y tantos otros.

Las devastadoras epidemias también se prestan para discriminar y perseguir, como si inventarse chivos expiatorios albergara la semilla sobre la que brota la civilización.

En este orden de ideas, durante más de 2.000 años el pueblo judío ha sido discriminado y perseguido. ¿Por qué han querido aniquilarlos, expulsarlos, torturarlos? ¿Por qué el poder descomunal que se les atribuye?

Afirmar que los judíos “mataron al Dios Eterno, al Omnipotente, es una falsa creencia: ¿cómo matar lo eterno? ¿cuánto poder se necesita para lograrlo? Jesús nació judío y murió judío; crucificarlo era un método persa usado por los romanos, no por los judíos.

Es desquiciado creer que asesinan niños cristianos para beber su sangre, mientras en el judaísmo se prohíbe consumir sangre humana o animal. Afirmar que poseen la riqueza global y manejan las comunicaciones planetarias, no tiene ningún sentido. A los poseídos por estereotipos les cuesta trabajo despojarse de fantasmas.

Las creencias falsas obedecen a múltiples causas. Aunque hay quienes los odian sin saber por qué, como si el efecto dominó los relacionara con otros que tampoco lo tienen claro, dos causas primordiales me llaman la atención: el sentimiento de inferioridad y el fenómeno mimético que corresponde a la necesidad de identificarse con ellos. El término “mimesis” deriva del verbo griego mimeisthai o imitar, que a su vez provine de “mimos”, el imitador. Recordemos que el mimeógrafo es el nombre de la duplicadora que precedió a la fotocopiadora.

Aunque a veces actúen con ínfulas de superioridad, quienes se sienten inferiores creen tener poco valor y carecer del poder necesario para funcionar en el mundo. Intentar deshacerse de tan dolorosa percepción es entendible: “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio” es un mecanismo de defensa proyectivo, engañoso e inconsciente, con el que procuran convencerse de que han logrado superarlo. Transferirlo a los judíos ayuda a mitigar la crisis interna, pero no evita que sigan responsabilizándolos de sus males. Es necesario convertirlos en “chivos expiatorios” que con su sacrificio, eximirán a la humanidad de sus culpas y “la armonía y el orden” se restablecerán.

Por otra parte, para SER como los judíos, los antisemitas tienen la necesidad de expropiar la forma de pensar, sentir, y vivir que admiran en ellos. Sin embargo, hacer posible lo imposible genera frustración y resentimiento; por consiguiente es imperativo disminuirlos, violentarlos o matarlos.

Matar la “maldad” en el otro, es más fácil que admitir que la maldad se lleva dentro. Sin embargo, contrario a la distorsión de la mentira se yergue la verdad de los más lúcidos, de aquellos que perseveran en la dificultad de defender la vida. Y en este empeño, los judíos son expertos: “la historia es el testigo”, decía Cicerón.

Pero lo más feo podría ser que luego de que esta reforma...

En medio de la incertidumbre, decidí creer que algo positivo...

Hay muchas reflexiones válidas para estos tiempos donde...

En el pueblo tenemos que caber todos y cualquier acción...

Pero lo más feo podría ser que luego de que esta reforma...

En medio de la incertidumbre, decidí creer que algo positivo...

Hay muchas reflexiones válidas para estos tiempos donde...

En el pueblo tenemos que caber todos y cualquier acción...

En la marcha nació la clase dominante. La clase de colombianos...

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Por Fanny Wancier Karfinkiel - fannywancier7@gmail.com

La persecución a pueblos e identidades se ha repetido desde tiempos inmemoriales como bucle infinito de espejos enfrentados. No parece exagerado afirmar que estamos bajo el efecto de un “Principio Universal de Destrucción” inventado por nosotros mismos.

Para muestra un botón: los rohinyas pueblo musulmán de Birmania, étnica religiosa perseguida durante décadas, los agortes en España, marginados y tratados como leprosos, los kuetes de Mallorca aparentemente descendientes de judíos conversos. No olvidar a los indígenas, los gitanos, la etnia China de los uigures, los cristianos de origen musulmán de Kirguistán, las minorías cristianas del mundo, los armenios deportados y asesinados, los kurdos, los negros, las comunidades de origen asiático últimamente discriminadas en EE.UU, las mujeres, los niños, y tantos otros.

Las devastadoras epidemias también se prestan para discriminar y perseguir, como si........

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