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Por Juliana Velásquez - JuntasSomosMasMed@gmail.com

Cerca de 1 millón de personas salimos a marchar el 21 de abril (cifra conservadora). El presidente Gustavo Petro nos llamó “la clase dominante”, en un intento triste, en su falsa narrativa, de reducir una gran manifestación popular a un grupo de supuestos privilegiados. A mí me gusta el calificativo de clase dominante y quisiera apropiarme del mismo para referirme al grupo de colombianos, que, por encima de partidos o expresiones políticas, encontramos un punto de encuentro.

Debemos reconocer que llevamos años haciendo política un poco sosa, con una polarización que nos tiene en un proceso de estupidez colectiva, con una moral acomodada al líder de turno y peor aún, al odio por el contrincante de turno. Nuestra existencia política se ha limitado al partido político de algunos, al calificativo político de otros, a la ideología de algunos y al pasado de otros. Lo que olvidamos en alguna parte de nuestra historia es que la expresión política puede trascender el colectivo al que pertenecemos y unirnos en diferentes formas alrededor de temas que, por encima de nuestra afiliación política, nos convocan.

En la marcha nos encontramos todas las edades, todos los colores políticos, todos los géneros, todos los sectores sociales, culturales y económicos y todas las regiones. Nuestro punto de encuentro es más amplio de lo que creemos y lo resumo así: 1. Seguridad en todo el sentido de la palabra. Queremos seguridad física como eje transversal de la protección de nuestros derechos. Queremos seguridad jurídica para estudiar, trabajar y pensionarnos. Queremos un sector privado libre y no temeroso. Queremos seguridad económica para prosperar, atraer inversión y emprender. 2. Respeto por las instituciones. Queremos proteger nuestras instituciones y las entendemos como imperfectas pero funcionales. Queremos vivir en democracia en condiciones de certeza institucional. Queremos elecciones transparentes y garantes en el 2026 y queremos votar en libertad. 3. Lucha contra la corrupción. No queremos tolerar más la corrupción y el clientelismo. No queremos personas incapaces conquistando el servicio público. No queremos acuerdos politiqueros para pasar reformas inviables y dañinas. Queremos un Gobierno que, por lo menos, sea capaz de ejecutar el presupuesto y que trámites tan sencillos como la emisión de un pasaporte, por ejemplo, no sean truncados por un día cívico errático e irresponsable.

Somos una clase dominante que no tiene miedo del gobierno. Que respalda sus cortes y sus entes de control. Que exige a sus congresistas coherencia, criterio y valentía. Algunos apoyaron al presidente en las elecciones, otros no. Pero todos queremos lo mismo alrededor de los temas que nos unen. De pronto seremos capaces de debatir con respeto, rigurosidad y altura. Mi optimismo me permite soñar con el inicio de una nueva forma de hacer política. ¿Por qué no?

Florencia, mi hija, lleva varios días cuestionando el valor de la marcha. Y yo llevo varios días pensando en la respuesta. Florencia: En la marcha nació la clase dominante. La clase de colombianos que, aunque piensan distinto en muchas cosas, sentimos igual en otras. La clase de colombianos que marchamos juntos, por encima de nuestras diferencias, hacia un lugar común: Colombia libre, democrática y segura. Presidente Petro: estos colombianos somos, en efecto, la clase dominante del país.

Pero lo más feo podría ser que luego de que esta reforma...

En medio de la incertidumbre, decidí creer que algo positivo...

Hay muchas reflexiones válidas para estos tiempos donde...

En el pueblo tenemos que caber todos y cualquier acción...

Pero lo más feo podría ser que luego de que esta reforma...

En medio de la incertidumbre, decidí creer que algo positivo...

Hay muchas reflexiones válidas para estos tiempos donde...

En el pueblo tenemos que caber todos y cualquier acción...

La persecución a pueblos e identidades se ha repetido desde...

QOSHE - Clase dominante - Juliana Velásquez Rodríguez
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Por Juliana Velásquez - JuntasSomosMasMed@gmail.com

Cerca de 1 millón de personas salimos a marchar el 21 de abril (cifra conservadora). El presidente Gustavo Petro nos llamó “la clase dominante”, en un intento triste, en su falsa narrativa, de reducir una gran manifestación popular a un grupo de supuestos privilegiados. A mí me gusta el calificativo de clase dominante y quisiera apropiarme del mismo para referirme al grupo de colombianos, que, por encima de partidos o expresiones políticas, encontramos un punto de encuentro.

Debemos reconocer que llevamos años haciendo política un poco sosa, con una polarización que nos tiene en un proceso de estupidez colectiva, con una moral acomodada al líder de turno y peor aún, al odio por el contrincante de turno. Nuestra existencia política se ha limitado al partido político de algunos, al calificativo político de otros, a la........

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