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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

En el ilusionismo, la distracción es incluso más importante que el acto en sí. El público se entretiene con pequeñeces y olvida que el verdadero truco está ocurriendo frente a sus narices. Mientras Medellín se enfoca en su presupuesto desaparecido, la Cosa Nostra se reconfigura para alcanzar el premio mayor: lo nacional.

El plan comenzó con tres estudiantes de la Universidad Católica Luis Amigó: Esteban Restrepo –Negocios Internacionales–, Juan Pablo Ramírez y Miguel Quintero –Derecho–. En 2011, cuando Miguel Quintero aspiró al Concejo de Medellín, se encontraron con el cuarto mosquetero: Daniel Quintero. La combinación resultó exitosa y Miguel se convirtió en el tercer concejal verde.

Esteban y Juan Pablo pertenecieron a la unidad de apoyo de Miguel Quintero, y en 2014 sortearon su primer escándalo como equipo: gerenciar la campaña de Daniel Quintero a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal. Hace 10 años dieron las primeras pistas de su actuar, una señal que fue ignorada por todos. El verdadero propósito siempre ha sido utilizar dinero de Medellín para hacer campaña a nivel nacional.

Tras la derrota de Daniel y la salida de Miguel del Concejo, Juan Pablo Ramírez se dedicó a ser el espejo del exalcalde, integrando su equipo en el viceministerio de las TIC, trabajando de su mano en la campaña del plebiscito, fortaleciendo lazos en las elecciones presidenciales de 2018, hasta que llegó el momento de concretar su gran acto distractor: la Alcaldía de Medellín.

Siguiendo órdenes, Juan Pablo Ramírez fundó Independientes, gerenció la campaña de Daniel Quintero y donó $10 millones a la misma. En retribución, fue nombrado secretario de Inclusión Social, de Participación Ciudadana, de Gobierno y, en cuatro ocasiones, alcalde encargado.

Como secretario de Inclusión Social presionó a los contratistas para que renunciaran y poder ingresar personas de “confianza” que se alinearan con las aspiraciones nacionales de los “Independientes”. Así, les exigió a sus funcionarios un porcentaje de sus honorarios para aportar a una fundación que serviría de plataforma política de cara a las elecciones de 2023.

Como secretario de Participación Ciudadana, manipuló el proceso de votación del Presupuesto Participativo que definía la destinación de $234.000 millones, incluyendo a la fuerza la propuesta de computadores para las instituciones educativas oficiales, sin importar que no fuera una necesidad puntual de las comunidades. Nadie pudo presionar el botón de apagado de la corrupción de su programa bandera, Computadores Futuro, y fuimos obligados a ser testigos de la utilización del Presupuesto Participativo para cumplir un objetivo del Plan de Desarrollo.

En diciembre del año 2021 se firmó el contrato 4600092556 por $22.809.891.678 de Presupuesto Participativo con Uniples S.A. para dotar a las instituciones educativas con computadores. Es extraño que la comunidad lo haya priorizado pues su ejecución estaba garantizada a través de otras fuentes de contratación, seguramente es la razón por la que no lo hizo: cientos de personas a la hora de votar descubrieron que en la plataforma su voto ya estaba registrado. Sin importar las irregularidades, Ramírez se encargó de que la entrega de computadores se llevara a cabo, seguramente para que los estudiantes se cubrieran con ellos cuando el techo de sus instituciones se derrumbara.

Sus amplias habilidades desviando recursos públicos, direccionando la contratación, sirviendo a oscuras intenciones, al igual que sus procesos abiertos, le garantizaron a Ramírez la llegada al gobierno Petro como subdirector de Normalización de Expedientes Pensionales de la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales, entidad adscrita al Ministerio de Hacienda.

Mientras leemos los trinos matutinos del exalcalde, la Cosa Nostra se prepara para su estocada final. Hoy tenemos más de 501 razones para creer que una de las campañas de 2026 tendrá un alto porcentaje del presupuesto desaparecido de Medellín y, si continúa la distracción, un botín de la nación.

Lo grave no son las afirmaciones del presidente, quien no...

Esa incertidumbre tiene como ejemplo los recientes sucesos...

García Márquez fue un autor que siempre estuvo seguro de...

Cuando nadie quiere ganar y todos quieren la verdad, desaparece...

Lo grave no son las afirmaciones del presidente, quien no...

Esa incertidumbre tiene como ejemplo los recientes sucesos...

García Márquez fue un autor que siempre estuvo seguro de...

Cuando nadie quiere ganar y todos quieren la verdad, desaparece...

La institucionalidad paralela que propone Petro es mala...

QOSHE - La saga de corrupción - Sofía Gil Sánchez
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La saga de corrupción

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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

En el ilusionismo, la distracción es incluso más importante que el acto en sí. El público se entretiene con pequeñeces y olvida que el verdadero truco está ocurriendo frente a sus narices. Mientras Medellín se enfoca en su presupuesto desaparecido, la Cosa Nostra se reconfigura para alcanzar el premio mayor: lo nacional.

El plan comenzó con tres estudiantes de la Universidad Católica Luis Amigó: Esteban Restrepo –Negocios Internacionales–, Juan Pablo Ramírez y Miguel Quintero –Derecho–. En 2011, cuando Miguel Quintero aspiró al Concejo de Medellín, se encontraron con el cuarto mosquetero: Daniel Quintero. La combinación resultó exitosa y Miguel se convirtió en el tercer concejal verde.

Esteban y Juan Pablo pertenecieron a la unidad de apoyo de Miguel Quintero, y en 2014 sortearon su primer escándalo como equipo: gerenciar la campaña de Daniel Quintero a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal. Hace 10 años dieron las primeras pistas de su actuar, una señal que fue ignorada por........

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