Acudes el sábado a los Pryca a ver ‘Anatomía de una caída’, interesante ¿crimen?, con la alegría de comprobar que las 64 butacas están ocupadas. Parecía un sueño recuperar el cine en el centro, pero dos años y tres meses después de la apertura de estas nueve salas ahí siguen con bullicio, cuando menos, de fin de semana. Si esta imprevisible resurrección de los cines es una alegría para muchos gijoneses, qué no dirá José Luis Garci, nuestro mejor embajador en el séptimo arte, de este fenómeno. A Garci le debemos mucho. Demasiado. No solo le debemos ‘Volver a empezar’, con esa infinita promoción de Gijón que nos hizo con Oscar incluido, el primero de la historia del cine patrio. A Garci le debemos también el entusiasmo con que habla de Gijón siempre que sale a relucir esta palabra mágica. Tanto en radio como en televisión. Pues ahí está a sus 80 años cumplidos en enero con toda la vitalidad del mundo tertuliando sobre cine en sus ‘Cowboys de medianoche’ radiofónicos en EsRadio y en su ‘Classics’ televisivo en Trece.

Aunque nació en Madrid, Garci es hijo de gijonés y a Gijón vino multitud de veces, a la casa de aquella tía que vivía en Anselmo Cifuentes y que tenía, como él, una enfermiza afición al cine. Lo cuenta con detalle en ‘Lo que el viento se llevó’, obra publicada en 2021 donde se recrea en el Madrid de su infancia y primera juventud con una prosa cuidada, natural, maravillosa, con la cual se va adentrando en lo que supuso para él, de chiquitín, ver ‘Lo que el viento se llevó’. Pero este libro es mucho más que eso. Es un hermosísimo tratado de Madrid, de la historia del cine y, también, de Gijón, pues en él tenemos una buena cuota de protagonismo.

En la última Feria del Libro de Madrid viste a Garci, al filo de las dos, en la caseta de Notorious, y allá te fuiste a guardar cola para comprarle esta auténtica joya literaria. Nada más darle dos datos biográficos y decirle la palabra Gijón un brillo intenso avivó su mirada y tuvo lugar un intercambio de libros en el cual saliste ganando por goleada. Garci te regaló ‘Lo que el viento se llevó’ y tú hiciste lo propio con ‘García’. Repasó sus páginas ambientadas en el Gijón de 1979, antesala del de ‘Volver a empezar’, y dijo afectuoso: «Lo leeré».

«Garci disfruta existiendo. Dotado de una cualidad sagrada, el entusiasmo, se apasiona lo mismo contándote una escena de John Ford, un gol de Di Stefano, un crochet corto de Tyson, un crepúsculo color mandarina o un viaje incómodo». Lo dice Manuel Alcántara en el prólogo de ‘Beber de cine’, otra obra para tomarse de trago. Solo por ‘Volver a empezar’, solo por haber hecho ‘El Crack’ (el 1, el 2 y el 3), solo por su pasión por todo, Garci, quien ya es hijo adoptivo de Gijón, merece más. Nuestro más entusiasta embajador luce cuatro calles en España (Madrid, Toledo, Cádiz y Murcia), pero es la quinta la más justa y necesaria. Una calle o una estrella en el suelo, como las de Hollywood, donde rindamos gratitud absoluta a un cineasta imprescindible a quien cada vez que se dice la palabra Gijón se le iluminan sus cinco talentosos sentidos.

PUBLICADO EN EL COMERCIO el 27 febrero 2024