Cualquier empresa lo sabe. Me refiero a que en este momento son más importantes los medios humanos que los materiales. Es decir, en que los empleados se encuentren motivados y comprometidos está la clave de una buena gestión. Algo que el Principado no está entendiendo en absoluto. Actualmente, la mayor empresa de Asturias -unos 44.000 empleos públicos- naufraga en cuanto a recursos humanos. De hecho, todos los días surgen conflictos. El lunes, sin ir más lejos, los profesores de la red pública retomaron su protesta, sin excluir una posible convocatoria de huelga. Antes habían sido los trabajadores de los Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA) que pronto volverán a la carga. A eso tenemos que sumar los interminables paros de la Justicia y que prácticamente no existe servicio público que no se encuentre afectado. El conflicto en la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es un buen ejemplo. En agosto de 2022 se abrió en Gijón una segunda estación de la ITV. La empresa pública Inspección Técnica de Vehículos Asturias (Itvasa) dijo que era para descongestionar a la principal y bajar los tiempos de espera. Todo ello, bajo una intensa polémica, puesto que la ubicación elegida fue la parroquia rural de Granda. Pues bien, apenas un año después estamos bastante peor. La huelga de los trabajadores de Itvasa ha puesto al sistema en colapso. Obligando a muchos asturianos a tener que pasar su inspección fuera de la región. Como ven, se ha invertido en medios materiales, pero siguen fallando los humanos.

A esto también tenemos que sumar también el día a día que sufre el ciudadano/a. De forma especial con la Sanidad. Partida que ha ido creciendo en los presupuestos de manera exponencial (2.322 millones de euros para este ejercicio, la mayor de la historia), pero a muy distinto ritmo de su calidad (con más listas de espera que nunca). Es más, los usuarios siguen quejándose de que no les cogen el teléfono o que las citas para los especialistas tardan años en llegar. ¿Hasta cuándo aguantará la paciencia del asturiano/a de a pie? No lo sabemos, aunque intuimos que tampoco mucho más. La vía fiscal de nuestro paraíso natural les hace pagar más impuestos que nadie, para que luego, a la hora de la verdad, tenga toda clase de problemas. Desde una inmensa burocracia en cualquier gestión, hasta las malas contestaciones. Intuimos, repito, que más pronto que tarde se producirá un sonoro: ¡basta ya!

@balbuenajm