En la sede central del PP no hace mella el contraataque del Gobierno, que acusa a Díaz Ayuso de compartir un piso pagado con dinero defraudado al fisco (vicepresidenta Montero, ayer en el Senado). Al contrario, reina el optimismo por el despegue en las encuestas, unos diez puntos de diferencia sobre el PSOE. Y porque, por primera vez en democracia, el líder de la oposición sale mejor valorado que el presidente del Gobierno. Se lo toman como prueba de la consolidación de su líder, Núñez Feijóo. O sea, como alternativa creíble a Sánchez.

Tienen motivos para creerlo, aunque por regalos del adversario político más que por méritos propios. Nada nuevo, nada malo. Siempre fue así en el caso de los cuatro últimos presidentes (Aznar 1996, Zapatero 2004, Rajoy 2011 y Sánchez 2018). Y así volverá a ser si persiste la reprobación social por dos amenazas a la continuidad de la legislatura:

Una es la amnistía a los enemigos del Estado por un puñado de votos. No endosable a la capacidad extorsionadora de un prófugo de la Justicia, sino al hecho de que fue el propio Sánchez quien eligió ser un presidente extorsionado para colmar su ambición personal. La segunda de las amenazas es un caso de corrupción de inexplorado potencial mediático y político que afecta de lleno al componente socialista del Gobierno.

Feijóo va con todo para hurgar en las dos heridas utilizando “todas las herramientas legales a nuestro alcance”, oigo decir en distancia corta a un miembro del estado mayor del PP. Una combativa agenda de acoso en el Senado, en la calle y en las instancias europeas, con previa trompeta anunciadora: “Sánchez va a caer por la mentira y la corrupción”.

La amnistía y el caso Koldo centran la sesión de control a Sánchez en el Senado

En el apareamiento del PSOE con los independentistas coloca el PP su rentable campaña contra la “mentira”, de la que Sánchez se defendió ayer tarde en el Senado recurriendo a las mentiras de Aznar sobre la masacre terrorista de hace 20 años en Madrid. Y lo de la “corrupción” figura en el argumentario de Génova como una montonera de nombres elípticos (Koldo García. José Luis Ábalos, Delcy Rodríguez, Begoña Gómez…), pero hilvanados en la frase hecha que utilizó la senadora Alicia García, aprovechando que Sánchez había decidido pasar un rato con los senadores después de casi diez meses sin someterse al control de la Cámara Alta: “Usted pasará a la historia como el presidente que todo lo sabía y todo lo tapó”.

Todo esto le va a cundir a Feijóo mucho más que la Declaración de Córdoba. Como ejemplo de “política útil” concertada con sus barones (“Por una España plural de ciudadanos libres e iguales”), solo ha servido para llevar la lluvia a Andalucía antes de perderse en la polvareda mediática de la amnistía, los Koldos y las nuevas exigencias del independentismo por su eventual apoyo a los PGE.

TE PUEDE INTERESAR

Génova prioriza la corrupción del caso Koldo a la amnistía para hacer descarrilar la legislatura Ana Belén Ramos

Más potente es el actualizado discurso de la dirección del PP respecto a una legislatura tambaleante. Parte del convencimiento de que, aunque Sánchez se mantenga en el Gobierno, no podrá gobernar con tantos frentes abiertos. Sin embargo, no figura entre los planes de Feijóo la presentación de una moción de censura contra Sánchez. Ni siquiera proponerlo como compareciente ante la comisión de investigación del caso Koldo creada ayer en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta y por donde, además de la corrupción, pasara también a partir de mañana la ley de amnistía. Dos olas para surfear en modo precampaña de las urnas europeas de junio que en Génova se plantean como unas elecciones “nacionales”.

En la sede central del PP no hace mella el contraataque del Gobierno, que acusa a Díaz Ayuso de compartir un piso pagado con dinero defraudado al fisco (vicepresidenta Montero, ayer en el Senado). Al contrario, reina el optimismo por el despegue en las encuestas, unos diez puntos de diferencia sobre el PSOE. Y porque, por primera vez en democracia, el líder de la oposición sale mejor valorado que el presidente del Gobierno. Se lo toman como prueba de la consolidación de su líder, Núñez Feijóo. O sea, como alternativa creíble a Sánchez.

Tienen motivos para creerlo, aunque por regalos del adversario político más que por méritos propios. Nada nuevo, nada malo. Siempre fue así en el caso de los cuatro últimos presidentes (Aznar 1996, Zapatero 2004, Rajoy 2011 y Sánchez 2018). Y así volverá a ser si persiste la reprobación social por dos amenazas a la continuidad de la legislatura:

Una es la amnistía a los enemigos del Estado por un puñado de votos. No endosable a la capacidad extorsionadora de un prófugo de la Justicia, sino al hecho de que fue el propio Sánchez quien eligió ser un presidente extorsionado para colmar su ambición personal. La segunda de las amenazas es un caso de corrupción de inexplorado potencial mediático y político que afecta de lleno al componente socialista del Gobierno.

Feijóo va con todo para hurgar en las dos heridas utilizando “todas las herramientas legales a nuestro alcance”, oigo decir en distancia corta a un miembro del estado mayor del PP. Una combativa agenda de acoso en el Senado, en la calle y en las instancias europeas, con previa trompeta anunciadora: “Sánchez va a caer por la mentira y la corrupción”.

En el apareamiento del PSOE con los independentistas coloca el PP su rentable campaña contra la “mentira”, de la que Sánchez se defendió ayer tarde en el Senado recurriendo a las mentiras de Aznar sobre la masacre terrorista de hace 20 años en Madrid. Y lo de la “corrupción” figura en el argumentario de Génova como una montonera de nombres elípticos (Koldo García. José Luis Ábalos, Delcy Rodríguez, Begoña Gómez…), pero hilvanados en la frase hecha que utilizó la senadora Alicia García, aprovechando que Sánchez había decidido pasar un rato con los senadores después de casi diez meses sin someterse al control de la Cámara Alta: “Usted pasará a la historia como el presidente que todo lo sabía y todo lo tapó”.

Todo esto le va a cundir a Feijóo mucho más que la Declaración de Córdoba. Como ejemplo de “política útil” concertada con sus barones (“Por una España plural de ciudadanos libres e iguales”), solo ha servido para llevar la lluvia a Andalucía antes de perderse en la polvareda mediática de la amnistía, los Koldos y las nuevas exigencias del independentismo por su eventual apoyo a los PGE.

Más potente es el actualizado discurso de la dirección del PP respecto a una legislatura tambaleante. Parte del convencimiento de que, aunque Sánchez se mantenga en el Gobierno, no podrá gobernar con tantos frentes abiertos. Sin embargo, no figura entre los planes de Feijóo la presentación de una moción de censura contra Sánchez. Ni siquiera proponerlo como compareciente ante la comisión de investigación del caso Koldo creada ayer en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta y por donde, además de la corrupción, pasara también a partir de mañana la ley de amnistía. Dos olas para surfear en modo precampaña de las urnas europeas de junio que en Génova se plantean como unas elecciones “nacionales”.

QOSHE - Feijóo se crece y va con todo - Antonio Casado
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Feijóo se crece y va con todo

5 8
13.03.2024

En la sede central del PP no hace mella el contraataque del Gobierno, que acusa a Díaz Ayuso de compartir un piso pagado con dinero defraudado al fisco (vicepresidenta Montero, ayer en el Senado). Al contrario, reina el optimismo por el despegue en las encuestas, unos diez puntos de diferencia sobre el PSOE. Y porque, por primera vez en democracia, el líder de la oposición sale mejor valorado que el presidente del Gobierno. Se lo toman como prueba de la consolidación de su líder, Núñez Feijóo. O sea, como alternativa creíble a Sánchez.

Tienen motivos para creerlo, aunque por regalos del adversario político más que por méritos propios. Nada nuevo, nada malo. Siempre fue así en el caso de los cuatro últimos presidentes (Aznar 1996, Zapatero 2004, Rajoy 2011 y Sánchez 2018). Y así volverá a ser si persiste la reprobación social por dos amenazas a la continuidad de la legislatura:

Una es la amnistía a los enemigos del Estado por un puñado de votos. No endosable a la capacidad extorsionadora de un prófugo de la Justicia, sino al hecho de que fue el propio Sánchez quien eligió ser un presidente extorsionado para colmar su ambición personal. La segunda de las amenazas es un caso de corrupción de inexplorado potencial mediático y político que afecta de lleno al componente socialista del Gobierno.

Feijóo va con todo para hurgar en las dos heridas utilizando “todas las herramientas legales a nuestro alcance”, oigo decir en distancia corta a un miembro del estado mayor del PP. Una combativa agenda de acoso en el Senado, en la calle y en las instancias europeas, con previa trompeta anunciadora: “Sánchez va a caer por la mentira y la corrupción”.

La amnistía y el caso Koldo centran la sesión de control a Sánchez en el Senado

En el apareamiento del PSOE con los........

© El Confidencial


Get it on Google Play