Sumar es la única formación política de la democracia española que ha nacido en un Gobierno. Esa es la gran aportación política de Yolanda Díaz, que por algo también ella es ministra y vicepresidenta antes que líder de un partido, o de un movimiento, ya que Sumar se registró como partido político para presentarse a las elecciones generales, pero, en realidad, es una coalición, o una plataforma, compuesta por una docena de partidos y de colectivos. Como organización, es una especia de muñeca rusa, una matrioska​​, pero con todas las figuritas fuera, alrededor de la mayor.

En todo caso, lo esencial es ese rasgo, que Sumar empieza en los despachos ministeriales, que es donde todo partido político marca su objetivo, su meta. Ha empezado por el final y esa circunstancia, evidentemente, conlleva una serie de consecuencias sobrevenidas. Como la dependencia absoluta de otro partido político, el PSOE, al que ha unido su propia existencia y toda su estrategia. Es la misma dependencia que se desprende de la propia Yolanda Díaz, un personaje político unido indisolublemente al líder del PSOE, Pedro Sánchez. De forma paralela, como veremos ahora, se produce un movimiento simultáneo de alejamiento de sus propias raíces y de aquellos como Podemos que, en el ámbito ideológico de la izquierda y de la extrema izquierda, pretendan mantener un discurso crítico con el Partido Socialista. Sumar, al contrario que todos ellos, no se entiende sin el PSOE porque es el tronco fundamental de su propio proyecto político.

En este casi medio siglo de democracia, el PSOE siempre ha buscado el apoyo de los partidos que estaban a su izquierda (ya en las primeras elecciones municipales en 1979, se firmó un gran pacto entre el PSOE y el PCE), pero es la primera vez que son los propios socialistas los que han alentado, y alimentado, la creación de un partido que les sirviera de complemento para gobernar. Podría decirse, por lo tanto, que más que el último apéndice del PSOE, que lo es, se trata de un apéndice de Pedro Sánchez. La precisión tiene sentido si pensamos que la decisión estratégica del presidente Sánchez de favorecer la creación de Sumar tiene que ver con su desconfianza hacia Podemos y hacia su líder Pablo Iglesias.

Cuando Pablo Iglesias comete un nuevo error (el enésimo) y abandona el Gobierno, le tiende a Yolanda Díaz el puente de plata para que se abrace a Pedro Sánchez y comience la demolición de Podemos. Sin su colaboración, Pedro Sánchez jamás habría logrado el aislamiento total de Podemos y, por ahí, debemos explicarnos su fidelidad electoral con Yolanda Díaz, y viceversa, porque solo les falta comenzar a organizar mítines conjuntos. Tal es la dependencia que, de hecho, Sumar no ha querido presentarse a ningunas elecciones hasta que no se convocaron las generales de julio pasado. En todas las convocatorias anteriores, desde las andaluzas de 2022 hasta las municipales y autonómicas de mayo del año pasado, Yolanda Díaz ha evitado por todos los medios que su plataforma pudiera enfrentarse al resultado de las urnas. Ha urdido otras coaliciones, ha apoyado abiertamente a algunos candidatos, pero ha reservado las siglas para poder estrenarlas solo ella. Es lo que ocurrió en las elecciones generales y, como el resultado fue satisfactorio, ahora ha calcado la misma estrategia en Galicia.

TE PUEDE INTERESAR

Los partidos de Sumar presionan a Yolanda Díaz para que no sea tan "blanda" con el PSOE Marisol Hernández

Conviene resaltar también esto último: es la primera vez que Sumar se presenta a unas elecciones autonómicas, pero su líder, Yolanda Díaz, no es ninguna novata en la política gallega. Esta abogada laboralista obtuvo sus primeros cargos en Esquerda Unida hace casi 20 años, en 2005, y su trayectoria política en Galicia solo ha alcanzado notoriedad cuando se unió, en 2015, a las mareas que confluyeron en Podemos. Antes de eso, poco y nada; concejala en Ferrol y un par de candidaturas como aspirante a la presidencia de la Xunta de Galicia, pero ni siquiera obtuvo su escaño de diputada. Podemos la consolidó como política nacional y Pedro Sánchez la elevó hasta el liderazgo de un partido político que aglutina, más o menos, el electorado que tradicionalmente ha venido representando Izquierda Unida.

Si en estas elecciones gallegas, el partido de Yolanda Díaz no consigue volver a gobernar en coalición, como apéndice diminuto de una coalición entre el Bloque nacionalista (BNG) y el Partido Socialista, se encontrará de golpe con un regreso a sus orígenes de extraparlamentaria. Una líder política que es vicepresidenta del Gobierno en España, pero que en su comunidad sigue sin convencer a sus propios vecinos. ¿Y qué es, o que será, de Sumar si no consigue mantenerse en los gobiernos? Podemos es quien pretende contestar a esa pregunta y, por ese motivo, ha decidido separarse de Yolanda Díaz en las elecciones gallegas. Porque en Galicia es donde ha comenzado la venganza de Pablo Iglesias contra la persona que, según van diciendo, los traicionó.

TE PUEDE INTERESAR

Iglesias se cobra su venganza con Díaz en Galicia: demuestra su fuerza y se jacta del "fracaso" de Sumar Alejandro López de Miguel

El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, que es el más favorable para las izquierdas, ni siquiera le garantiza un escaño a Sumar, aunque tampoco lo descarta. Sumar, según esa encuesta, alcanza el 2% de los votos de los gallegos, que es un porcentaje diminuto que solo puede engrandecerse si consigue un único diputado mientras que su rival directo, Podemos, se queda fuera del Parlamento gallego y naufraga sin despegar, siquiera, del 0,3% de los sufragios. Para Yolanda Díaz, este sería su gran éxito, hacer efectivo su papel de apéndice del PSOE en otro gobierno más, y por eso su candidata va repitiendo en todos los discursos, en todas las entrevistas, que quieren volver a soñar, como en julio del año pasado, y que su objetivo es “un Gobierno a tres” —siempre dice tres, nunca cuatro, excluyendo maliciosamente a Podemos—.

Sabe muy bien Yolanda Díaz que, si esta vez no consigue cuadrar el círculo de gobernar sin ganar las elecciones, lo que tiene por delante es más complicado. Si en Galicia no consigue despegar, en las elecciones europeas será más complicado frente a Irene Montero, candidata morada. Algo que, por otra parte, sería muy lógico en un partido que nace de un Gobierno, pero que carece de implantación territorial. El tejado sin la casa, que es como contemplar a Yolanda Díaz viviendo en una buhardilla colgada del aire.

Sumar es la única formación política de la democracia española que ha nacido en un Gobierno. Esa es la gran aportación política de Yolanda Díaz, que por algo también ella es ministra y vicepresidenta antes que líder de un partido, o de un movimiento, ya que Sumar se registró como partido político para presentarse a las elecciones generales, pero, en realidad, es una coalición, o una plataforma, compuesta por una docena de partidos y de colectivos. Como organización, es una especia de muñeca rusa, una matrioska​​, pero con todas las figuritas fuera, alrededor de la mayor.

En todo caso, lo esencial es ese rasgo, que Sumar empieza en los despachos ministeriales, que es donde todo partido político marca su objetivo, su meta. Ha empezado por el final y esa circunstancia, evidentemente, conlleva una serie de consecuencias sobrevenidas. Como la dependencia absoluta de otro partido político, el PSOE, al que ha unido su propia existencia y toda su estrategia. Es la misma dependencia que se desprende de la propia Yolanda Díaz, un personaje político unido indisolublemente al líder del PSOE, Pedro Sánchez. De forma paralela, como veremos ahora, se produce un movimiento simultáneo de alejamiento de sus propias raíces y de aquellos como Podemos que, en el ámbito ideológico de la izquierda y de la extrema izquierda, pretendan mantener un discurso crítico con el Partido Socialista. Sumar, al contrario que todos ellos, no se entiende sin el PSOE porque es el tronco fundamental de su propio proyecto político.

En este casi medio siglo de democracia, el PSOE siempre ha buscado el apoyo de los partidos que estaban a su izquierda (ya en las primeras elecciones municipales en 1979, se firmó un gran pacto entre el PSOE y el PCE), pero es la primera vez que son los propios socialistas los que han alentado, y alimentado, la creación de un partido que les sirviera de complemento para gobernar. Podría decirse, por lo tanto, que más que el último apéndice del PSOE, que lo es, se trata de un apéndice de Pedro Sánchez. La precisión tiene sentido si pensamos que la decisión estratégica del presidente Sánchez de favorecer la creación de Sumar tiene que ver con su desconfianza hacia Podemos y hacia su líder Pablo Iglesias.

Cuando Pablo Iglesias comete un nuevo error (el enésimo) y abandona el Gobierno, le tiende a Yolanda Díaz el puente de plata para que se abrace a Pedro Sánchez y comience la demolición de Podemos. Sin su colaboración, Pedro Sánchez jamás habría logrado el aislamiento total de Podemos y, por ahí, debemos explicarnos su fidelidad electoral con Yolanda Díaz, y viceversa, porque solo les falta comenzar a organizar mítines conjuntos. Tal es la dependencia que, de hecho, Sumar no ha querido presentarse a ningunas elecciones hasta que no se convocaron las generales de julio pasado. En todas las convocatorias anteriores, desde las andaluzas de 2022 hasta las municipales y autonómicas de mayo del año pasado, Yolanda Díaz ha evitado por todos los medios que su plataforma pudiera enfrentarse al resultado de las urnas. Ha urdido otras coaliciones, ha apoyado abiertamente a algunos candidatos, pero ha reservado las siglas para poder estrenarlas solo ella. Es lo que ocurrió en las elecciones generales y, como el resultado fue satisfactorio, ahora ha calcado la misma estrategia en Galicia.

Conviene resaltar también esto último: es la primera vez que Sumar se presenta a unas elecciones autonómicas, pero su líder, Yolanda Díaz, no es ninguna novata en la política gallega. Esta abogada laboralista obtuvo sus primeros cargos en Esquerda Unida hace casi 20 años, en 2005, y su trayectoria política en Galicia solo ha alcanzado notoriedad cuando se unió, en 2015, a las mareas que confluyeron en Podemos. Antes de eso, poco y nada; concejala en Ferrol y un par de candidaturas como aspirante a la presidencia de la Xunta de Galicia, pero ni siquiera obtuvo su escaño de diputada. Podemos la consolidó como política nacional y Pedro Sánchez la elevó hasta el liderazgo de un partido político que aglutina, más o menos, el electorado que tradicionalmente ha venido representando Izquierda Unida.

Si en estas elecciones gallegas, el partido de Yolanda Díaz no consigue volver a gobernar en coalición, como apéndice diminuto de una coalición entre el Bloque nacionalista (BNG) y el Partido Socialista, se encontrará de golpe con un regreso a sus orígenes de extraparlamentaria. Una líder política que es vicepresidenta del Gobierno en España, pero que en su comunidad sigue sin convencer a sus propios vecinos. ¿Y qué es, o que será, de Sumar si no consigue mantenerse en los gobiernos? Podemos es quien pretende contestar a esa pregunta y, por ese motivo, ha decidido separarse de Yolanda Díaz en las elecciones gallegas. Porque en Galicia es donde ha comenzado la venganza de Pablo Iglesias contra la persona que, según van diciendo, los traicionó.

El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, que es el más favorable para las izquierdas, ni siquiera le garantiza un escaño a Sumar, aunque tampoco lo descarta. Sumar, según esa encuesta, alcanza el 2% de los votos de los gallegos, que es un porcentaje diminuto que solo puede engrandecerse si consigue un único diputado mientras que su rival directo, Podemos, se queda fuera del Parlamento gallego y naufraga sin despegar, siquiera, del 0,3% de los sufragios. Para Yolanda Díaz, este sería su gran éxito, hacer efectivo su papel de apéndice del PSOE en otro gobierno más, y por eso su candidata va repitiendo en todos los discursos, en todas las entrevistas, que quieren volver a soñar, como en julio del año pasado, y que su objetivo es “un Gobierno a tres” —siempre dice tres, nunca cuatro, excluyendo maliciosamente a Podemos—.

Sabe muy bien Yolanda Díaz que, si esta vez no consigue cuadrar el círculo de gobernar sin ganar las elecciones, lo que tiene por delante es más complicado. Si en Galicia no consigue despegar, en las elecciones europeas será más complicado frente a Irene Montero, candidata morada. Algo que, por otra parte, sería muy lógico en un partido que nace de un Gobierno, pero que carece de implantación territorial. El tejado sin la casa, que es como contemplar a Yolanda Díaz viviendo en una buhardilla colgada del aire.

QOSHE - Sumar, el último apéndice socialista - Javier Caraballo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Sumar, el último apéndice socialista

10 1
08.02.2024

Sumar es la única formación política de la democracia española que ha nacido en un Gobierno. Esa es la gran aportación política de Yolanda Díaz, que por algo también ella es ministra y vicepresidenta antes que líder de un partido, o de un movimiento, ya que Sumar se registró como partido político para presentarse a las elecciones generales, pero, en realidad, es una coalición, o una plataforma, compuesta por una docena de partidos y de colectivos. Como organización, es una especia de muñeca rusa, una matrioska​​, pero con todas las figuritas fuera, alrededor de la mayor.

En todo caso, lo esencial es ese rasgo, que Sumar empieza en los despachos ministeriales, que es donde todo partido político marca su objetivo, su meta. Ha empezado por el final y esa circunstancia, evidentemente, conlleva una serie de consecuencias sobrevenidas. Como la dependencia absoluta de otro partido político, el PSOE, al que ha unido su propia existencia y toda su estrategia. Es la misma dependencia que se desprende de la propia Yolanda Díaz, un personaje político unido indisolublemente al líder del PSOE, Pedro Sánchez. De forma paralela, como veremos ahora, se produce un movimiento simultáneo de alejamiento de sus propias raíces y de aquellos como Podemos que, en el ámbito ideológico de la izquierda y de la extrema izquierda, pretendan mantener un discurso crítico con el Partido Socialista. Sumar, al contrario que todos ellos, no se entiende sin el PSOE porque es el tronco fundamental de su propio proyecto político.

En este casi medio siglo de democracia, el PSOE siempre ha buscado el apoyo de los partidos que estaban a su izquierda (ya en las primeras elecciones municipales en 1979, se firmó un gran pacto entre el PSOE y el PCE), pero es la primera vez que son los propios socialistas los que han alentado, y alimentado, la creación de un partido que les sirviera de complemento para gobernar. Podría decirse, por lo tanto, que más que el último apéndice del PSOE, que lo es, se trata de un apéndice de Pedro Sánchez. La precisión tiene sentido si pensamos que la decisión estratégica del presidente Sánchez de favorecer la creación de Sumar tiene que ver con su desconfianza hacia Podemos y hacia su líder Pablo Iglesias.

Cuando Pablo Iglesias comete un nuevo error (el enésimo) y abandona el Gobierno, le tiende a Yolanda Díaz el puente de plata para que se abrace a Pedro Sánchez y comience la demolición de Podemos. Sin su colaboración, Pedro Sánchez jamás habría logrado el aislamiento total de Podemos y, por ahí, debemos explicarnos su fidelidad electoral con Yolanda Díaz, y viceversa, porque solo les falta comenzar a organizar mítines conjuntos. Tal es la dependencia que, de hecho, Sumar no ha querido presentarse a ningunas elecciones hasta que no se convocaron las generales de julio pasado. En todas las convocatorias anteriores, desde las andaluzas de 2022 hasta las municipales y autonómicas de mayo del año pasado, Yolanda Díaz ha evitado por todos los medios que su plataforma pudiera enfrentarse al resultado de las urnas. Ha urdido otras coaliciones, ha apoyado abiertamente a algunos candidatos, pero ha reservado las siglas para poder........

© El Confidencial


Get it on Google Play