Si las campañas son estados de ánimo no son buenos los tiempos para ERC. Los tambores de las encuestas que se adivinan en el horizonte próximo no son halagüeños para los de Oriol Junqueras y, en particular, para su candidato, Pere Aragonès.

Si el efecto Puigdemont de momento no ha servido para poner a Catalunya en pie de urnas, al menos sí les ha sido de utilidad a los junteros para insuflarles ánimo de victoria entre el independentismo e ir hacia arriba en las preferencias de voto.

El contrapunto amargo son los republicanos. En el partido, Oriol Junqueras vela armas ante una convocatoria electoral que no todo el republicanismo ha entendido. Y en la Generalitat, Pere Aragonès no encuentra la tecla que le permita sacar cabeza entre Salvador Illa y Carles Puigdemont. Ser presidente de la Generalitat ayuda a consolidar y acrecentar un liderazgo, pero no lo regala automáticamente.

Pánico no es la palabra. Pero sí empiezan a encenderse las luces de peligro en ERC. Nada va a jugarles más a la contra que después de Sant Jordi, cuando se inicie la campaña, la foto fija que presida el escenario sea ya la de un plebiscito entre Illa y Puigdemont. De momento, las cosas van en esa dirección y son muy malas noticias para ERC. En sus manos está intentar darle un vuelco a este sentir general que ha ido imponiéndose desde que Puigdemont hizo pública su candidatura, invirtiendo la tendencia en las encuestas y también en el ánimo de los combatientes.

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Pero no todo van a ser malos presagios. Entre tanto mal augurio, Aragonès ha recibido un sustancioso regalo. En un desayuno informativo, el que fuera consejero de economía en los gobiernos de Artur Mas, Andreu Mas-Colell se refirió al candidato republicano como el hombre que le conviene a Cataluña en estos momentos.

No hizo falta que pidiera el voto porque se entendió todo. Es cierto que Mas-Colell, un convergente de primera hornada, no ha hecho jamás el paso hacia Junts y que en los anteriores comicios dio su apoyo al ahora ya extinto PDeCAT.

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Pero es significativo que ahora, únicamente con las alternativas de ERC y Junts, el exconsejero tome una posición tan explícita a favor de la propuesta de Pere Aragonès. Sobre todo porque coincide en el tiempo con los esfuerzos que vienen haciendo Carles Puigdemont y Junts para intentar hacer creíble la solidez de su proyecto en los ámbitos de gestión sectoriales que nada tienen que ver con la independencia.

El 'endorsement' de Mas-Colell fue a título particular, pero su figura sigue teniendo ascendencia entre determinados caracteres de la sociedad catalana. Y lo que vino a decir el doctor en economía por la Universidad de Minessota es que la situación de Cataluña en todos los ámbitos -identitario y de gestión- puede empeorar seriamente con según qué proyectos políticos al frente y que, ante este riesgo, Aragonès representa un modo de hacer y de entender la institución mucho más fiable y conveniente que el puigdemontismo.

El aval de Mas-Colell a Pere Aragonès dio en la línea de flotación de Carles Puigdemont, que hace unos días se había traído de Estados Unidos a su 'Mas-Colell particular', Anna Navarro. Presentada en sociedad como número 2 de la lista de Junts y llamada a dotar de prestigio y fiabilidad el proyecto puigdemontista por haber desarrollado su carrera profesional en el entorno tecnológico de los Estados Unidos. Afincada en ese país desde muchos años, Navarro fue presentada con artificiosidad como una de las mujeres más influyentes del mundo en su campo profesional, en una operación de márquetin político que no ha acabado de cuajar.

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La pieza Navarro debe servirle a Junts, es mucho lo que se le pide por lo visto hasta ahora, para hacer creíble el discurso de que en esta ocasión Carles Puigdemont no solo pretende hacer proclamas y vivir días históricos, sino que también pretende arremangarse en las políticas sectoriales y de transformación social y administrativa.

Pues bien, Mas-Colell ha dicho a las claras que el soberanismo serio y responsable, por muchos esfuerzos que hagan los junteros ahora, incluyendo fichajes convenientemente dopados de prestigio, está del lado de ERC. Una bofetada educada, pero una bofetada.

Naturalmente, una recomendación como esta no cambia tendencia alguna. Un agente de bolsa que operara en el mercado político catalán seguiría marcando con “tendencia bajista” la acción de ERC, por mucho que Mas-Colell haya comprometido sus preferencias.

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Pero sí es un marcador a tener en cuenta para explicar las dificultades que va a tener Puigdemont para reconectar su partido con algunos sectores del soberanismo que lo han abandonado. En particular con todos aquellos individuos que valoran la fiabilidad y predictibilidad de un gobierno y que ahora consideran necesario centrarse en asuntos como la educación, la sanidad, las infraestructuras, los impuestos o la seguridad ciudadana, más que en la bandera estelada.

El efecto que buscaban los junteros para seducir de nuevo al antiguo espectro convergente y masista, hacer creíble que el partido ha pasado a priorizar las aburridas pero necesarias carpetas de gobierno, será muy difícil de conseguir con el liderazgo de Carles Puigdemont. Junts suma votos con Puigdemont al frente, los suficientes como para dejar atrás a ERC. Pero no este tipo de sufragio.

Ese voto sigue apuntando mayoritariamente al PSC y, en menor medida -como es el caso de Mas-Colell, a ERC. Al PSC le cunde. A ERC de momento no porque sangra por otras heridas.

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Pero no todo van a ser malos presagios. Entre tanto mal augurio, Aragonès ha recibido un sustancioso regalo. En un desayuno informativo, el que fuera consejero de economía en los gobiernos de Artur Mas, Andreu Mas-Colell se refirió al candidato republicano como el hombre que le conviene a Cataluña en estos momentos.

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El aval de Mas-Colell a Pere Aragonès dio en la línea de flotación de Carles Puigdemont, que hace unos días se había traído de Estados Unidos a su 'Mas-Colell particular', Anna Navarro. Presentada en sociedad como número 2 de la lista de Junts y llamada a dotar de prestigio y fiabilidad el proyecto puigdemontista por haber desarrollado su carrera profesional en el entorno tecnológico de los Estados Unidos. Afincada en ese país desde muchos años, Navarro fue presentada con artificiosidad como una de las mujeres más influyentes del mundo en su campo profesional, en una operación de márquetin político que no ha acabado de cuajar.

La pieza Navarro debe servirle a Junts, es mucho lo que se le pide por lo visto hasta ahora, para hacer creíble el discurso de que en esta ocasión Carles Puigdemont no solo pretende hacer proclamas y vivir días históricos, sino que también pretende arremangarse en las políticas sectoriales y de transformación social y administrativa.

Pues bien, Mas-Colell ha dicho a las claras que el soberanismo serio y responsable, por muchos esfuerzos que hagan los junteros ahora, incluyendo fichajes convenientemente dopados de prestigio, está del lado de ERC. Una bofetada educada, pero una bofetada.

Naturalmente, una recomendación como esta no cambia tendencia alguna. Un agente de bolsa que operara en el mercado político catalán seguiría marcando con “tendencia bajista” la acción de ERC, por mucho que Mas-Colell haya comprometido sus preferencias.

Pero sí es un marcador a tener en cuenta para explicar las dificultades que va a tener Puigdemont para reconectar su partido con algunos sectores del soberanismo que lo han abandonado. En particular con todos aquellos individuos que valoran la fiabilidad y predictibilidad de un gobierno y que ahora consideran necesario centrarse en asuntos como la educación, la sanidad, las infraestructuras, los impuestos o la seguridad ciudadana, más que en la bandera estelada.

El efecto que buscaban los junteros para seducir de nuevo al antiguo espectro convergente y masista, hacer creíble que el partido ha pasado a priorizar las aburridas pero necesarias carpetas de gobierno, será muy difícil de conseguir con el liderazgo de Carles Puigdemont. Junts suma votos con Puigdemont al frente, los suficientes como para dejar atrás a ERC. Pero no este tipo de sufragio.

Ese voto sigue apuntando mayoritariamente al PSC y, en menor medida -como es el caso de Mas-Colell, a ERC. Al PSC le cunde. A ERC de momento no porque sangra por otras heridas.

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Malos augurios para ERC a pesar de apoyos convergentes de postín

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19.04.2024

Si las campañas son estados de ánimo no son buenos los tiempos para ERC. Los tambores de las encuestas que se adivinan en el horizonte próximo no son halagüeños para los de Oriol Junqueras y, en particular, para su candidato, Pere Aragonès.

Si el efecto Puigdemont de momento no ha servido para poner a Catalunya en pie de urnas, al menos sí les ha sido de utilidad a los junteros para insuflarles ánimo de victoria entre el independentismo e ir hacia arriba en las preferencias de voto.

El contrapunto amargo son los republicanos. En el partido, Oriol Junqueras vela armas ante una convocatoria electoral que no todo el republicanismo ha entendido. Y en la Generalitat, Pere Aragonès no encuentra la tecla que le permita sacar cabeza entre Salvador Illa y Carles Puigdemont. Ser presidente de la Generalitat ayuda a consolidar y acrecentar un liderazgo, pero no lo regala automáticamente.

Pánico no es la palabra. Pero sí empiezan a encenderse las luces de peligro en ERC. Nada va a jugarles más a la contra que después de Sant Jordi, cuando se inicie la campaña, la foto fija que presida el escenario sea ya la de un plebiscito entre Illa y Puigdemont. De momento, las cosas van en esa dirección y son muy malas noticias para ERC. En sus manos está intentar darle un vuelco a este sentir general que ha ido imponiéndose desde que Puigdemont hizo pública su candidatura, invirtiendo la tendencia en las encuestas y también en el ánimo de los combatientes.

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Pero no todo van a ser malos presagios. Entre tanto mal augurio, Aragonès ha recibido un sustancioso regalo. En un desayuno informativo, el que fuera consejero de economía en los gobiernos de Artur Mas, Andreu Mas-Colell se refirió al candidato republicano como el hombre que le conviene a Cataluña en estos momentos.

No hizo falta que pidiera el voto porque se entendió todo. Es cierto que Mas-Colell, un convergente de primera hornada, no ha hecho jamás el paso hacia Junts y que en los anteriores comicios dio su apoyo al ahora ya extinto PDeCAT.

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Pero es significativo que ahora, únicamente con las alternativas de ERC y Junts, el exconsejero tome una posición tan explícita a favor de la propuesta de Pere Aragonès. Sobre todo porque coincide en el tiempo con los esfuerzos que vienen haciendo Carles Puigdemont y Junts para intentar hacer creíble la solidez de su proyecto en los ámbitos de gestión sectoriales que nada tienen que ver con la independencia.

El 'endorsement' de Mas-Colell fue a título particular, pero su figura sigue teniendo ascendencia entre determinados caracteres de la sociedad........

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