Encontrar la fórmula para llamar hijo de puta al presidente del gobierno sin pronunciar tales palabras demuestra hasta qué punto vivimos en un país en el que las verdaderas intenciones de nuestros representantes públicos se descubren leyéndoles los labios. No escuchando lo que dicen, sino mirando lo que quieren decir. Hace mucho que dimos el salto del homo sapiens al homo videns. La fruta, mucho más fresca que ellos, no se merece el desprecio de los políticos que van de graciosos en este país. Bastantes adversidades encuentran ya los agricultores como para soportar una nueva campaña de promoción que relacione lo mejor del campo con lo peor de la política. Tampoco un presidente, por malo que sea, merece que nos faltemos el respeto a nosotros mismos a costa de sus insultos. Porque, nos guste o no, ya tenemos un presidente que nos representa. Nos guste o no.

A media España, como mínimo, no le gusta Pedro Sánchez. Pero la democracia, que de momento sigue intacta a pesar de las manifestaciones –o precisamente por ellas-, es así; funciona así. La gente vota y luego hay que hacer números porque son los representantes del pueblo, con esos números en sus manos, quienes tienen que sumar para formar un gobierno. Y quien no suma, no gobierna, aunque solo le falte medio diputado. Eso lo sabe de sobra el PP, lo sabe VOX y lo saben todos esos ciudadanos que estos días se están viendo en el espejo cóncavo y un poquito esperpéntico de la manifa que suelen criticar porque lo de la pancarta suele ser de los izquierdosos y ellos estaban más acostumbrados a la tertulia en otra parte. Y, por supuesto, también lo sabe esa señora que antes mandaba tanto en el PP y ahora pretende cortar las calles.

Otra cosa bien distinta es que estemos de acuerdo con el intento de la amnistía. Que estemos de acuerdo con que vuelva de rositas el independentista que se marchó en un maletero y ahora tiene el gobierno en un puño. Que nos parezca bien el perdón de tantos pecados, la redención de tanto hijo pródigo por la gracia del gran poder que también anida en el fondo de esta Constitución que, como todo en esta vida, se puede cambiar. Pero en democracia todo depende de la palabra en acción, no de pelarle la fruta a nadie.

QOSHE - Pelar la fruta - Álvaro Romero
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Pelar la fruta

6 0
21.11.2023

Encontrar la fórmula para llamar hijo de puta al presidente del gobierno sin pronunciar tales palabras demuestra hasta qué punto vivimos en un país en el que las verdaderas intenciones de nuestros representantes públicos se descubren leyéndoles los labios. No escuchando lo que dicen, sino mirando lo que quieren decir. Hace mucho que dimos el salto del homo sapiens al homo videns. La fruta, mucho más fresca que ellos, no se merece el desprecio de los políticos que van de graciosos en este país. Bastantes adversidades encuentran ya los........

© El Correo de Andalucía


Get it on Google Play