Son las seis de la mañana. Parece que el frío está apretando más de la cuenta cuando la noche agoniza y el día va a comenzar para abrir su puerta, como cantó la voz única de Triana, Jesús de la Rosa, en plena Transición. En este instante silencioso, Andalucía despierta, y con ella, un palpitar único que late en cada rincón de esta tierra llena de historia, pasión y vitalidad. En la penumbra matinal, se revela la esencia profunda de una tierra que ha visto nacer y crecer a generaciones, que ha sido testigo de cambios trascendentales y que ahora se enfrenta a nuevos desafíos. Es la hora de Andalucía.


Tiene que ser este 2024 el año en el que la sanidad andaluza, marcada por problemas estructurales graves, tanto recientes como heredados, encuentre urgentemente soluciones concretas. Las recientes dimisiones en la cúpula de la consejería de Salud, muy alejada de los medios y continuamente en estado de crispación, deben marcar el inicio de un cambio significativo, de calado y sin zarandajas, abordando la falta de personal en consultorios, ambulatorios, centros de salud y hospitales. Como bien dijo el cirujano Leriche, «la salud es el silencio de los órganos», y es imperativo que ese silencio sea el resultado de un sistema robusto y bien dotado. Dejen de lado las soluciones temporales y céntrense en la medicina preventiva; abandonen las paliativas, que ya de esas estamos cansados.


Tiene que ser este 2024 el año en el que Andalucía deje de depender casi exclusivamente de la Junta como la mayor empresa regional. Para ello es crucial apoyar de forma decidida a pymes y autónomos, brindándoles el respaldo necesario para despegar. Y atraer a grandes empresas innovadoras. Tiene que ser este 2024 el año en el que la población andaluza salga a la calle cada vez que otra comunidad en España sea beneficiada en detrimento de la nuestra. No podemos permitir más desequilibrios desde Madrid, financiando delirios independentistas mientras se descuidan nuestras necesidades.


A este respecto, quiero traer a colación un párrafo del sublime editorial “Andalucía: levántate y anda” que publicara el extinto Diario 16 un 27 de agosto de 1977. Decía esto: “Por ello, si esa autonomía (Andalucía) no es «compensada», es decir, si las tierras ricas y prósperas —muchas veces prósperas y ricas gracias a la mano de obra barata del andaluz—del Estado español no colaboran de alguna forma en el despegue económico de Andalucía, el abismo será cada vez mayor. Lo mismo sucede con otras regiones y nacionalidades del Estado —Extremadura, Galicia, la Mancha— depauperadas muchas veces en beneficio de sus hermanos más ricos, más afortunados o más beneficiados por el poder de Madrid”.


Ha pasado medio siglo desde este editorial. Si a alguno o a alguna no se le ha caído la cara de vergüenza releyéndolo, es que no tiene escrúpulos. Ni cariño a nuestra tierra. Lázaro sigue esperando levantarse de su tumba.


Tiene que ser este 2024 el año en el que Andalucía deje de conformarse con ser simplemente un destino turístico de sol y playas. Sobrevivir no es suficiente; es tiempo de apostar de manera decidida por la investigación, el desarrollo y la innovación. Andalucía no puede conformarse con ser sólo un amanecer turístico, sino que debe construir sus propias columnas de progreso y desarrollo. Y debemos creérnoslo nosotros, el pueblo. Y transmitírselo a los más jóvenes. Qué carajo. Me lo dijo, en la entrevista que le hicimos desde El Correo de Andalucía, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz: “Tenemos que ser más beligerantes, yo el primero”. Es decir, echarle valor, alejarnos de ese servilismo mamón de las marmotas de Andalucía (Juan Carlos Aragón dixit).


Tiene que ser este 2024 el año en el que se realice una apuesta clara por la Formación Profesional. No basta con políticas educativas sobre el papel; es necesario dotar a los centros educativos con material avanzado y profesionales preparados. En 1989, al colombiano Luis Carlos Galán, lo asesinaron Pablo Escobar y su camarilla cuando iba camino de la presidencia del país sudamericano. De la boca de Galán salió esta máxima: «Los hombres mueren, las ideas no”. Y a la FP hay que aplicársela sin vacilaciones. Debe perdurar en el tiempo. Menos burocracia y más educación. No somos gestores, somos educadores. El corazón por el encima del informe de turno.


Tiene que ser este 2024 el año en el que se ponga fin al narcotráfico en Andalucía, especialmente en las costas de Huelva y Cádiz. El oeste de la región no puede seguir siendo un refugio para esta actividad ilegal, que destroza familias enteras y tienen atemorizadas a otras tantas. ¿Cómo es posible que una ciudad fronteriza como Ayamonte no tenga más que una patrulla de Policía Local en pleno mes de agosto para velar por un punto caliente como es su costa y su río? ¿Tanto obnubila la amnistía a Marlaska para no ver que hay vida más allá de las vacaciones de media Meseta en Zahara de los Atunes? Erradicar el narcotráfico es una forma crucial de combatir la pobreza y restaurar la integridad de nuestra gente. A pringarse.


En definitiva, tiene que ser este 2024 el año en el que El Correo de Andalucía celebre su 125 aniversario haciendo gala, más que nunca, de su apellido. Desde Sevilla para Andalucía, España y la Humanidad. Y aquí seguiremos, hablando claro, poniendo encima de la mesa a nuestra tierra, la de la blanca y verde. Como dijo nuestro fundador, el cardenal Marcelo Spínola hace 125 años, “Ni un solo trabajo, ni una línea, ni una letra de la nueva publicación deje de encaminarse a la defensa de la verdad y de la justicia. Antes de faltar a esas normas, que El Correo muera”. Es la hora de Andalucía. Es mi hora. Es tu hora.


QOSHE - La hora de Andalucía - Ezequiel García
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La hora de Andalucía

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03.01.2024

Son las seis de la mañana. Parece que el frío está apretando más de la cuenta cuando la noche agoniza y el día va a comenzar para abrir su puerta, como cantó la voz única de Triana, Jesús de la Rosa, en plena Transición. En este instante silencioso, Andalucía despierta, y con ella, un palpitar único que late en cada rincón de esta tierra llena de historia, pasión y vitalidad. En la penumbra matinal, se revela la esencia profunda de una tierra que ha visto nacer y crecer a generaciones, que ha sido testigo de cambios trascendentales y que ahora se enfrenta a nuevos desafíos. Es la hora de Andalucía.


Tiene que ser este 2024 el año en el que la sanidad andaluza, marcada por problemas estructurales graves, tanto recientes como heredados, encuentre urgentemente soluciones concretas. Las recientes dimisiones en la cúpula de la consejería de Salud, muy alejada de los medios y continuamente en estado de crispación, deben marcar el inicio de un cambio significativo, de calado y sin zarandajas, abordando la falta de personal en consultorios, ambulatorios, centros de salud y hospitales. Como bien dijo el cirujano Leriche, «la salud es el silencio de los órganos», y es imperativo que ese silencio sea el resultado de un sistema robusto y bien dotado. Dejen de lado las soluciones temporales y céntrense en la medicina preventiva; abandonen las paliativas, que ya de esas estamos cansados.


Tiene que ser este 2024 el año en el que........

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