Mientras en alguna Comunidad Autónoma gobernada por alguien al que sólo le preocupa pasar a la historia por tener un par de narices (cosa más que dudosa por otra parte porque si confundimos valor con mala educación o macarrez política o impertinencia, mal vamos) se dedicaa juguetear con el lenguaje para derogar parcialmente una ley que procura derechos fundamentales a un colectivo tan odiado como golpeado durante siglos (Ley de Protección Integral contra LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid), el Papa Francisco deja abierta la puerta, de par en par, para que la situación social de este colectivo sea de completa normalidad. También la de las personas divorciadas o las unidas como parejas de hecho. Y los reaccionarios, como de costumbre, haciendo política a destiempo.

En la declaración 'Fiduci supplicans’ sobre el sentido pastoral de las bendiciones, la Santa Sede no trata de echar abajo doctrina ni trata de sumar líneas al código canónico, tan sólo quiere dejar el camino despejado para que la Iglesia sea ese lugar en el que tienen cabida todos los seres humanos: “No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”.

Se añade que “se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”. Así de sencillo. Los sacerdotes podrán bendecir a una pareja del mismo sexo o a un matrimonio civil, o una pareja de hecho.

Y es que los gays y lesbianas no son bichos raros, no son personas sin derechos, no son merecedores de insultos por su orientación sexual. Han sido odiados durante muchos siglos; perseguidos y maltratados. Y han sido los más brutos del corral los que se han dedicado a vociferar y lanzar exabruptos contra personas que son como las demás. La Iglesia católica –en general, todas las religiones- han ayudado poco a que este colectivo pudiera vivir es paz. Pero, ahora, con el Papa que pasará a la historia por su afán de orear los claustros y los templos, de no consentir abusos sexuales contra los menores, de no querer convivir con escándalos financieros, parece que todo se va convirtiendo en territorio amable y comprensivo.

Todavía no sé cómo es posible que alguien odie a otros por su orientación sexual. No lo comprendo. ¿Imaginan ustedes que los estudiantes de filosofía fueran maltratados por estudiar eso? ¿Imaginan que los divorciados tuvieran problemas para conseguir un trabajo en igualdad de condiciones? No lo podemos imaginar puesto que es absurdo. Pues lo mismo me pasa a mí con los que odian a los que llaman maricones y bolleras en tono despectivo, como si así dieran un golpe en la mesa reivindicando su masculinidad o su feminidad. Me parece absurdo y penoso.

El Papa abre camino y construye porque nadie le tiene que votar y es capaz de aguantar la presión de los más radicales que quieren que el Vaticano arda. Los políticos cambian palabras de las leyes porque los votos que pierden son menos que los que consiguen. Al Papa le importa el ser humano. A los políticos que andan jugando con estas cosas les importa un pepino si alguien sale perjudicado mientras ellos conservan su despacho.

Me encanta el Papa Francisco y me aburren muchísimo nuestros mediocres políticos. Pero muchísimo.

QOSHE - El Papa y la bendición de todas las parejas. Arde Ciudad del Vaticano - Gabriel Ramírez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El Papa y la bendición de todas las parejas. Arde Ciudad del Vaticano

5 0
18.12.2023

Mientras en alguna Comunidad Autónoma gobernada por alguien al que sólo le preocupa pasar a la historia por tener un par de narices (cosa más que dudosa por otra parte porque si confundimos valor con mala educación o macarrez política o impertinencia, mal vamos) se dedicaa juguetear con el lenguaje para derogar parcialmente una ley que procura derechos fundamentales a un colectivo tan odiado como golpeado durante siglos (Ley de Protección Integral contra LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid), el Papa Francisco deja abierta la puerta, de par en par, para que la situación social de este colectivo sea de completa normalidad. También la de las personas divorciadas o las unidas como parejas de hecho. Y los reaccionarios, como de costumbre, haciendo política a destiempo.

En la declaración 'Fiduci supplicans’ sobre el sentido........

© El Correo de Andalucía


Get it on Google Play