Auguro durante el periodo navideño la irrupción de una nueva tipología de accidente de tráfico urbano en calles de las grandes ciudades: atropello de conductores que van distraídos mirando al móvil y su vehículo impacta en peatones que se han situado donde está prohibido, en la calzada de circulación rodada, con tal de hacerse 'selfies' para fotografiarse de esa guisa con la iluminación artística instalada por encima de la vía pública en señeras avenidas. Porque tienen que difundir por las redes sociales esa instantánea presumiendo de que han logrado colocarse perfectamente de modo 100% frontal ante la hermosa decoración efímera de luces led. Cada vez hay más posibilidad de que, por desgracia, coincida la doble distracción por parte de quienes van al volante y quienes transitan como peatones. Conculcan por partida doble la normativa del tráfico y el sentido común, el respeto a la seguridad del prójimo y a la de uno mismo. Pero en el ordenamiento mental de un creciente porcentaje de personas se está imponiendo como ley fundamental la del super yo caprichoso: lo que se me ocurre es el mandato a seguir porque yo lo valgo.
En telediarios nacionales he visto reportajes en Madrid y Barcelona sobre la contagiosa actitud por parte de transeúntes atraídos por el reclamo de las iluminaciones navideñas, para hacerse ese tipo de 'selfie' muy guay. Tanto habitantes de esas ciudades como turistas de 'puente'. Y los esfuerzos por parte de policías locales para reconvenirles y acotarles su posicionamiento, por el riesgo a su integridad, porque atascan el tráfico y ralentizan la movilidad de otras muchas personas. A los 'cazadores de imágenes con especial encanto' no les vale hacerse las fotos desde las aceras. Ni aprovechar el lapso de tiempo en que pueden andar correctamente por el paso de peatones y plantarse dos o tres segundos sobre el paso de cebra, porque está el semáforo para ellos en verde. No les gusta porque también están cruzando otras muchas personas y así no pueden salir en el 'selfie' con la pretendida imagen sin nadie a su alrededor. Si lo piensan, esta situación crea absurdamente un problema, cuando en cualquier capital hay decenas de elementos de iluminación navideña, muchos de ellos en zonas peatonalizadas, donde poder hacerse 'selfies' bonitos cuando haya menos bulla. Y si les gusta especialmente uno de los que cruza de lado a lado una avenida con tráfico, basta con fijarse dónde hay cerca una zona de acerado que haga esquina en la intersección con otra calle, o en la confluencia con una rotonda, y andar un poco para hallar esa ubicación con mejor perspectiva y hacerse el 'selfie' sin causar molestias.
Esta falta de apego a cumplir las normas que nos ayudan a disponer de seguridad vial emana de una tendencia mucho más peligrosa: el uso compulsivo y adictivo del teléfono móvil. El último estudio sobre la influencia de este problema en los accidentes de tráfico, realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación de Tránsito y Seguridad Vial (Intras), que forma parte de la Universidad de Valencia, elaborado con datos oficiales sobre las causas de siniestros, y además con respuestas de conductores encuestados, calcula que en España ya hay 2 millones de personas que más de una vez se han hecho 'selfies' mientras conducían. Y son 10 millones quienes a veces usan el móvil con el coche en movimiento. Las distracciones con el móvil originan ya cientos de fallecimientos: el 20% de las muertes en carretera a lo largo de un año.
Por favor, aceleren la regulación normativa que permita la circulación de vehículos autónomos, su 'inteligencia' va a aportar al tráfico mucha más seguridad que la nueva generación de automovilistas habituados a no prestar atención ni a lo importante ni a las normas.
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