Recuerdo con nostalgia aquellos desayunos con mi padre en el centro de Sevilla. Primero, la misa de 9 en la capillita de San José, donde quedaba absorto admirando la grandiosidad de sus retablos y un tanto intimidado por el devoto Cautivo y Rescatado, con su melena de pelo natural, algo poco común en Sevilla. Los amigos gaditanos de mi juventud, cuando viví en Cádiz, siempre decían que «Greñúo» hay uno y a Burgos lo vimos un día con Carlos Cano en la calle Pelota, apenas con más «negritos» que los de un paquete de conguitos que devoraba mi inseparable Miguel. Ese día nos contó un chiste sobre Pemán, con mucha gracia pero poco salero. El aroma de los habanos que mi padre solía fumar me acompañó hasta su última siesta. Su purito y su «abecé» diario.

En uno de esos desayunos, por los bares con barras de madera encerada y suelos de baldosas hidráulicas de hermosas formas geométricas y colores, nos topamos con un viejo conocido, Antonio Burgos, por quien sentía profunda admiración y respeto. Ya nos había dedicado, en otra ocasión y también en la barra de un bar, una de las ediciones de su «Folklore de las Cofradías de Sevilla». Era un lunes, el Sevilla FC había vencido al Real Betis el domingo anterior. Todo el bar hablaba del derbi, excepto nosotros, recién llegados, y el amigo de los gatos. Mi padre se acercó y, tras un saludo breve pero cordial, le comentó que no era día para hablar de fútbol, que él se sentía nazareno de la Paz en ese momento, entendiendo que Don Antonio se sintiera la Quinta Angustia. Las carcajadas desbloquean recuerdos en mi memoria. «Sevillanía ante todo», respondió el columnista, ofreciéndose a invitarnos al desayuno con la condición de seguir hablando mejor de cofradías.

DEP

QOSHE - La sevillanía de Antonio Burgos - Manolo Ruiz
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La sevillanía de Antonio Burgos

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20.12.2023

Recuerdo con nostalgia aquellos desayunos con mi padre en el centro de Sevilla. Primero, la misa de 9 en la capillita de San José, donde quedaba absorto admirando la grandiosidad de sus retablos y un tanto intimidado por el devoto Cautivo y Rescatado, con su melena de pelo natural, algo poco común en Sevilla. Los amigos gaditanos de mi juventud, cuando viví en Cádiz, siempre decían que «Greñúo» hay uno y a Burgos lo vimos un día con........

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